El presente artículo realiza un análisis triple para entender el efecto de la pandemia del COVID-19 sobre la desigualdad económica en América Latina. En primer lugar, se evidencia que las divisas latinoamericanas son de las más depreciadas del mundo, lo que sumerge a las economías de América Latina en una alta inestabilidad económica y dificulta construir políticas macroeconómicas estables de distribución y redistribución. En segundo lugar, se discuten las consecuencias de la alta informalidad en el empleo de las economías de América Latina para mostrar el probable aumento de la desigualdad. Finalmente, se identifican las demandas de las élites empresariales en tiempos de pandemia en cinco países de América Latina y las respuestas del gobierno, lo que evidencia fuertes barreras para implementar reformas fiscales progresivas.
Existen diversas opiniones en la literatura sobre cómo repercuten las pandemias en la desigualdad de los ingresos. Mientras que en la literatura económica se sostiene que las pandemias aumentan la desigualdad, la literatura histórica y de las ciencias políticas señala que las pandemias podrían ocasionar quiebres institucionales y, en un contexto de cambios a nivel de las élites y de presiones desde los estratos más bajos, mantener las desigualdades. Tras examinar los datos actuales sobre las repercusiones de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), hemos constatado que se están produciendo transferencias de los ingresos hacia las clases más altas y determinados cambios a nivel de las élites en la región. Sin embargo, dado que las élites han controlado las medidas económicas que se han adoptado para mitigar y enfrentar la crisis, hay pocos indicios de que se esté produciendo un quiebre institucional.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.