Desde la implantación de los Sistemas de Garantía de Calidad, la enseñanza universitaria ha incorporado mecanismos y figuras de coordinación a la práctica docente. Sin embargo, su aplicación dista de ser homogénea. Un mecanismo diseñado originalmente para la mejora de la calidad docente ha cobrado una nueva significación e importancia debido al contexto de precarización generalizada de las plantillas de profesorado en la universidad. Este trabajo plantea un análisis del contexto, las bases teóricas y los distintos modelos de coordinación implementados en una serie de universidades donde se imparte el grado de Sociología en Andalucía, pero los resultados son perfectamente extrapolables a otras disciplinas y lugares. Empleando un análisis autoetnográfico, a partir de la experiencia de los autores del texto, se elaboran dos modelos típico ideales de coordinación. Las prácticas docentes reales en los diferentes departamentos analizados se mueven en un continuo que va desde la coordinación total a la autonomía total. Cada uno de estos modelos tienen una serie de ventajas e inconvenientes, y son fruto de una particular combinación de factores materiales, culturales y humanos. Nuestros resultados muestran la utilidad de un mayor grado de coordinación en contextos de plantillas inestables o en formación, frente a la adecuación de la autonomía a las situaciones de mayor estabilidad y experiencia. La coordinación puede servir para mitigar algunos problemas causados por la precariedad, pero no debería ser una coartada para profundizar en ella.
The training offered to university teaching staff tends to be scant, voluntary and heavily oriented toward novice teachers. With the arrival of Covid-19 and the sudden switch to online teaching, training became an urgent need for teachers. In this context, some faculty members of the University of *anonimizado* created a multi-cohort faculty peer-training group for collaborative learning in multimodal teaching methods. This paper describes the initiative and analyses the impact of the training on participating faculty members. The authors used a mixed methods research strategy with a sequential approach. Results indicate that training action’s collaborative dynamics contributed to the general well-being of the participants, bringing about a reduction in their feelings of isolation, insecurity and lessening their perception that they lacked the skills required for the new situation. Also, intergenerational differences were detected in the effects the training had on more novice and more experienced teachers.
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