El derecho ambiental refleja la preocupación que tiene el ser humano por el entorno natural que le brinda las condiciones externas para el desarrollo de la vida, en virtud de lo cual surgen una serie de instrumentos internacionales. Nuestro Código Penal no contiene una figura especial referida al daño ecológico como tipo delictivo, sino que sanciona los supuestos de envenenamiento de aguas o sustancias alimenticias o medicinales, pero no contempla los casos de menoscabos a la atmósfera, a los suelos, etc. Por tal motivo, teniendo en cuenta que en el Congreso de la Nación está previsto el tratamiento de la reforma del Código Penal, consideramos que la inclusión de los delitos ambientales es de suma necesidad y urgencia, dado que existen numerosos fallos consecuencia de planteos por incumplimiento de leyes y principios ambientales.
Las diferentes escuelas penales consideraban a la Dogmática Penal como el núcleo duro de las Ciencias Penales y a las otras disciplinas aquí mencionadas, como “auxiliares” del Derecho Penal. En verdad debiera ser así, porque son “ciencias o disciplinas diferentes en su naturaleza y metodología para abordar los estudios o conocimientos penales y por ende autónomas. Pero en lo que se da en llamar la “Enciclopedia de las Ciencias Penales”, no pueden nunca ser independientes, ni tienen un carácter que no sea efectivamente complementario. El tiempo y los nuevos horizontes de estudio, como las especializaciones emergentes, fueron interrelacionando o entrelazando conceptos y terminología de todas ellas en forma inevitable, al punto que en algunas cuestiones no se puede prescindir de dicha vinculación para interpretar la Ley Penal, los Sistemas Penales y su aplicación.
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