RESUMENLa aceptación generalizada del interculturalismo como el modelo más apropiado para afrontar la diversidad cultural ha dado paso a la discusión sobre los medios más adecuados para llevarlo a la práctica. Esta responsabilidad recae en gran medida en la pedagogía, quien debe realizar una propuesta educativa que vaya más allá de la simple búsqueda de la eficacia en la transmisión de los elementos culturales mayoritarios, y se plantee primeramente el descubrimiento de los valores que, por ser compartidos por todos, puedan ser considerados como transculturales, y que por ello convenga cultivarlos de modo especial para fomentar la cohesión social. En este artículo, abordamos esta cuestión acudiendo al análisis de los elementos de la competencia social, tal como la define la Unión Europea, y para ello hemos realizado un estudio con más de 1600 alumnos de educación secundaria obligatoria en la ciudad de Madrid. Al no encontrar diferencias significativas en el desarrollo de los diversos elementos de la competencia social entre inmigrantes y españoles, y descubrir distintas percepciones de estos elementos entre ambos grupos de estudiantes, podemos concluir su transculturalidad y la importancia de su cultivo. ABSTRACTNowadays interculturalism has been widely accepted as the most appropriate model to address cultural diversity, and it has generated various disFacultad de Educación. UNED Educación XX1. 15.2, 2012, pp. 41-72
Decía Aristóteles en la Ética a Nicómaco que "puede verse en los viajes lejanos cuán familiar y amigo es todo hombre para el hombre" en una experiencia contraria a la que Hobbes manifesta cuando asegura que el hombre es un lobo para el hombre. Aristóteles y Hobbes, como vemos en El Vizconde demediado de Calvino, se encuentran siempre presentes en la historia de la humanidad. Por ello es preciso preguntarse qué puede hacer la educación para promover ciudadanos solidarios, preocupados de la suerte de los otros, en vez de individuos egoístas, encerrados en sus intereses propios. En un Congreso de Filosofía, no se trata de analizar estrategias didácticas sino de discutir las bases teóricas de una educación orientada a alcanzar los fines señalados. En este sentido, lo que pretendemos ofrecer es un concepto de ciudadanía a la altura de nuestros tiempos, que están preocupados tanto por los Derechos Humanos como por la solidaridad y la justicia social. La ciudadanía es, antes que cualquier otra cosa, un status jurídico. Todo ciudadano tiene un peculiar conjunto de derechos y libertades. Cuáles sean tales derechos y libertades es algo que reclama urgentemente una reformulación objetiva, que no pretenda-como pide Dahrendorf-esconder turbios intereses. Limitémonos a recordar las diversas generaciones de derechos que se han producido en los últimos dos siglos, a la vez que realizamos dos observaciones. La primera es que no hay derechos y libertades que no estén unidos a deberes y responsabilidades. La segunda es que el status jurídico a que nos referimos es de la persona individual. Hablar de ciudadano significa, efectivamente, dar una supremacía al individuo frente a sus grupos de pertenencia. Ahora bien, una cosa es atribuir la preeminencia al individuo y otra muy distinta creer que sólo el individuo tiene derechos.
El Tratado de la Unión Europea firmado en Maastricht en 1992 introdujo cambios revolucionarios en las competencias de la 40José Antonio Ibáñez-Martín narios en la acción comunitaria dentro del ámbito de la educación y la cultura. En efecto, como es sabido, dicho Tratado, sintiendo «la necesidad de sentar unas bases firmes para la construcción de la fiítura Europa», «deseando acrecentar la solidaridad entre sus pueblos, dentro del respeto de su historia, de su cultura y de sus tradiciones» y «resueltos a crear una ciudadanía común a los nacionales de sus países» ^, en el igual respeto a «la identidad nacional de sus Estados miembros» ^, decide que la Unión Europea adquiera ciertas competencias en el ámbito de la educación -por encima de las que ya tenía en la formación profesional-y en el de la cultura. Concretamente, se determina que la acción de la Comunidad implicará «una contribución a una enseñanza y a una formación de calidad, así como el desarrollo de las culturas de los Estados miembros» ^, terminología con la que se significa que no nos encontramos, en este asunto, ante un ámbito de competencia exclusiva de la Comunidad, por lo que en él, ésta «intervendrá, conforme al principio de subsidiariedad, sólo en la medida en que los objetivos de la acción pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros, y, por consiguiente, puedan lograrse mejor, debido a la dimensión o a los efectos de la acción contemplada, a nivel comunitario» ^. La concreta especificación de los objetivos que se plantea el nuevo Tratado en estos ámbi-tos se encuentra en los artículos 126, 127 y 128, hoy 149, 150 y 151 ^, en donde también se precisa que para tomar decisiones comunitarias -siempre «en el pleno respeto de sus [de los Estados miembros] responsabilidades en cuanto a los contenidos de la enseñanza y a la organización del sistema educativo, así como de su diversidad cultural y lingüís-tica» ^-se seguirán ciertos procedimientos de codecisión o de exigencia de mayorías cualificadas para adoptar medidas de fomento o Recomendaciones.Ahora bien, realmente, la comparación entre las metas señaladas en lo que hemos llamado Preámbulo del Tratado, su concreta especificación en los artículos citados y las numerosas iniciativas que se han desarrollado basándose en ellos, es bastante descorazonadora, si bien muy expresiva de los problemas de fondo de la Unión Europea y de las dificultades que hoy entraña toda acción verdaderamente educativa. Una interpretación de las nuevas metas del Tratado deMaastricht desde un punto de vista educativoComencemos reflexionando sobre las nuevas metas. Pienso que es bastante indiscutible que si verdaderamente se quiere sentar unas bases (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
cambios del quehacer político que razonablemente se defienden desde la sociedad mediática. Como conclusión, se señala que la gran política exige estadistas capaces de defender modos de vida en común que puedan estructurar la convivencia a largo plazo.
underlines the importance of encouraging creativity in the search for pedagogical answers to the main problems facing education in our time. Keywords: 75th anniversary of the revista española de pedagogía, quality in educational research, imagination, creativity, dedication to the principal problems of educational work, data about the revista española de pedagogía.
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