Por obvia e insignificante, la ropa tendida pasa la mayor parte del tiempo desapercibida en nuestro deambular cotidiano. Sin embargo, asomada por las ventanas o flotando con el viento, es parte del paisaje urbano de nuestras ciudades. Más aún, en su supuesta insignificancia, la ropa tendida sugiere múltiples aspectos de la vida actual: restricciones e inadecuaciones del espacio; rutinas laborales y de descanso; identidades sociales y coordinaciones comunitarias. ¿Qué vemos cuando vemos la ropa tendida? ¿Seguimos viendo nuestra vestimenta? ¿O comenzamos a ver colores, formas, historias, intimidades? Des-guardar y exponer nuestra vestimenta puede interpelarnos en varios registros: ¿qué es lo que decidimos exponer? ¿Qué es legítimo hacer visible? ¿Qué cosas escondemos del escrutinio de los otros? En este texto, indagamos sobre cómo la presencia de la ropa tendida puede procesarse como una serie de gestos, las cuales remiten a diferentes acercamientos a las materialidades que conforman nuestra experiencia cotidiana de la ciudad. Estos vinculan lo funcional con lo poético y lo expuesto con lo íntimo. Inspirados en la noción de “lo infraordinario” de Perec, y apoyándonos en la comprensión de la importancia de los gestos cotidianos y la sociología de los objetos, exploramos la potencia sensible, pública y política de la ropa tendida en entornos urbanos.
In this article, we affirm that the feminist march of March 8, 2019, in Santiago constituted a safe and secure space for the women who participated in it. As a result, it created the conditions for the deployment of individual resocialization processes through which the categories and modes of organization of patriarchal society are challenged. Using the accounts of participants, the article describes some of the elements involved in the production of this safe space, contributing empirical evidence to a debate that tends to be mostly speculative. The article includes a theoretical discussion and analyzes 11 “walking interviews” with women who participated in the march. The interviews were conducted by one of the authors a few days after the march in the places where it took place (in situ).
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