La violencia es una yuxtaposición de diversos fenómenos y posee varios sentidos. La polisemia del término se ha traducido en banalización. La trivialización del vocablo, producto de una tiranía semántica, obedece en principio al desaseo conceptual que ejercen los medios de comunicación fascinados en la crónica roja de los excesos, una contraparte de la violencia cuyo soporte tipológico son ciertas modalidades de violencia asociadas unas a la represión u omisión del Estado, otras a la delincuencia organizada: narcotráfico, ajuste de cuentas y, en general, a grupos particulares no organizados, protagonistas de feminicidios, homicidios, hurto calificado y extorsiones, entre otros. La discusión es importante y compleja. El libro que en esta oportunidad nos convoca reúne trabajos de diversas disciplinas y enfoques. A través del hilo conductor de la violencia, los ensayos que componen el texto permiten develar aspectos de la realidad nacional y de la región. Los autores exploran los nexos entre cultura digital, hiperviolencia y narcotráfico; analizan la violencia digital y las repercusiones jurídicas de la Ley Olimpia y la necesidad de repensar el derecho; estudian la percepción ambiental y la imagen para discutir la existencia de una cultura depredatoria, de guerra que violenta la tierra; observan la necropolítica, un concepto que aplican creativamente en dos estu- dios de caso: el feminicidio en Morelos y desplazados; reflexionan sobre el binomio violencia/pobreza en Playa del Carmen, Quintana Roo; analizan la resiliencia de la agricultura tradicional en contextos de violencia; investigan sobre casas de tortura y el uso del performance con mujeres víctimas de la violencia para establecer el contraste entre los contextos y así enriquecer las líneas de pensamiento, los llamados de atención y las posibilidades de esperanza.