RESUMENEl análisis de las relaciones entre 'os elementos que conforman la paleomorfología de Marroquíes Bajos puede ser interpretado en términos históricos. El objeto de este estudio es la reconstrucción de estas relaciones y la identificación de estos elementos y entre ellos el papel desempeñado por el agua. Para ello el trabajo se ha basado fundamentalmente en los aportes del enorme volumen de información arque ológica generado en-las excavaciones de los años 90.PALABRAS CLAVE: Paleomorfología. Pai saje. Regadío. ABSTRACTThe analysis of the relationship between tne elements of the paleornorphology of Marroquíes Bajos can be interpreted in historie terms. The object of this study is to identify these elements and the relationship bet ween them, and specially the role played by water. To this end, our study is based on the information gattered from archaelogical excavations carried out in the 1990s.KEY WORDS: Paleomorphology. Irrigation. Landscape.Transcurridos siete años de continuas excavaciones en Marroquíes Bajos, entre 1995 y 2001 y, habiéndose documentado ya más de 30 has. del poblado prehistórico y medieval fundamentalmente, creemos que es posible y necesario avanzar en la reconstrucción y aná-lisis de los aspectos más generales del paisaje antiguo dominante en esta Zona Arqueológi ca. Lo que al comienzo de las excavaciones nos pareció reconocer como el paisaje subur bano característico y dominante de Jaén, las amplias huertas aterrazadas del norte de la ciu dad, con una topografía de suaves desniveles orientados de sur a norte, se ha revelado como un paisaje altamente coyuntural e inmediato, del que apenas si podemos remontar su origen más allá del siglo XIX. * ArqueólogoEs absurdo intentar ofrecer una lectura evo lutiva del paisaje de Marroquíes Bajos "inter pretando" cada periodo histórico como si cono ciésemos al detalle cada palmo de terreno y cada incidencia que ha quedado reflejada en el territorio. Sin embargo, aún conociendo numerosos detalles de la Zona Arqueológica, en este momento nos desborda la ingente tarea de analizar el enorme volumen de documentación arqueológica generada en estos siete años. Por ello, nuestro objetivo es presentar un primer avance de los resultados obtenidos en las intervenciones de mayor envergadura y extensión, y en aquellas otras que han aportado novedades singulares relacionadas con la reconstrucción de este paisaje cambiante que hemos heredado.
Durante los meses de Agosto a Diciembre de 1995 se efectuó una excavación de urgencia en el yacimiento arqueológico de Marroquíes Bajos, concretamente en la Unidad de Actuación 23, manzana B, parcela 3-4 (Figs. 1 y 2). En el momento de inicio de los trabajos el solar ya había sido rebajado con medios mecánicos hasta la base geológica e incluso también se había rebajado parte del sustrato geológico, de modo que la única estratigrafía que se pudo documentar correspondía a los silos y fosos de la Edad del Cobre y del Bronce. Por este motivo, a excepción del nivel de arrroyada, los demás elementos medievales aquí reflejados sólo se pudieron estudiar por la documentación de algunos de los perfiles del solar y por la excavación posterior de la parcela destinada a zonas comunes, como patio, piscina, etc, aún intacta y situada al este del solar, en la que sí se pudo constatar la presencia y trazado de un arroyo de origen medieval y con funcionamiento a lo largo del tiempo hasta épocas modernas. En conclusión, los dos elementos que nos proporcionan más información corresponden al arroyo y al perfil Norte del solar.El arroyo atraviesa el solar en dirección sureste-noroeste y en la mayor parte de su trazado, al menos lo que se conservaba y fue posible documentar, aprovechaba el recorrido de uno de los fosos del poblado de la Edad del Cobre, de tal modo que en muchas zonas rompía los niveles de colmatación calcolítica del foso ocupando buena parte del mismo (Fig. 3). El material que encontramos en los niveles de arroyada era de gran interés porque, a pesar de que la mayor parte del mismo se encontraba muy erosionado y era de arrastre, también se pudieron recoger gran cantidad de elementos de alfar, de piezas completas pero con algún defecto de fabricación, y al menos tres candiles, casi todo ello correspondiente al pe-ríodo almohade, aún cuando también se encontraron en los niveles de arroyada cerá-micas incluso de época contemporánea, lo cual nos indica que el arroyo estuvo funcionando hasta fechas muy recientes. Cabe decir asimismo que el arroyo presentaba bifurcaciones en muchos puntos de su recorrido.Sin embargo, quizás más interesante que el propio trazado del arroyo sea el análisis del perfil Norte de la parcela por la clara secuencia estratigráfica que nos proporciona el análi-sis del mismo (Fig. 4). En él es posible apreciar perfectamente la existencia de una estructura de tapial de casi cuatro metros de longitud, con una caida en horizontal. Dicho muro se levanta sobre un alzado natural de la roca y junto a él se distingue uno de los brazos de la arroyada mencionados anteriormente. Tal y como se puede ver en la figura 2, el perfil muestra un total de 10 unidades estratigráficas y los niveles se encuentran bastante horizontalizados.
El presente trabajo, Apuntes para el urbanismo musulmán de Jaén: el ALMINAR en la Intervención de Martínez Molina -Los Caños, pretende sumarse a los distintos estudios dedicados a la ciudad de Jaén, tras los resultados obtenidos de las intervenciones arqueoló-gicas de urgencia en el casco histórico de la ciudad, que cada vez más nos refuerza la importancia de nuestro Patrimonio Histórico 1 .
Suele denominarse así al largo tramo que con dirección Sur-Norte baja desde los alcá-zares de la cima hasta el llamado carril de La LLana (Láms. n.º 1A y 1B), y que cierra el cerro y la ciudad por el Oeste. La construcción de la carretera de acceso al Parador de Turismo, que serpentea en su último tramo por este lado del cerro, afectó en varios puntos a la muralla y a alguna de las torres existentes, así como a la antigua puerta de entrada a los alcázares.Este estudio identifica las torres dibujadas por Van den Wyngaerde, con las descritas por E. Chiquero y E. Moreno (1990), añadiendo la información arqueológica y estratigráfica obtenida por nosotros en esta zona en 1994.Wyngaerde dibuja 16 ó 17 torres o torreones [alguna es dudosa] y tres puertas. De ellas, las dos primeras aparecen flanqueadas por torres, mientras que la tercera estaba protegida por una sola torre y la fuerte caída del terreno, o quizá el paso estaba dentro de la propia torre. Entre las dos primeras puertas dibuja 8 o 9 torres, y entre la segunda y la tercera otras 7.Sobre el terreno se han localizado 4 puertas. La 1ª (Lám. n.º2, puerta) es la que protege, hoy como en época medieval, el acceso a los alcázares. A continuación se encuentra el pequeño Portillo del Carril (Lám. n.º3, portillo 1.º), que no dibuja Wyngaerde, en efecto, éste no puede identificarse con la 2ª puerta de aquél entre otras razones porque entre este portillo y la 1ª puerta sólo se han localizado dos torres, y una de ellas prácticamente ya desaparecida. Por tanto la 2ª Puerta que dibuja debe tratarse de la que actualmente se denomina Puerta Nueva, aunque él reserva ese nombre para la tercera, que debe corresponder con la que existía en el carril de La Llana. Es muy posible que el cambio de denominación actual se deba a la desaparición de esa tercera puerta, cuyo nombre se ha "corrido" hacia la superior.Por lo que se refiere a las torres, entre la Puerta de los alcázares y el Portillo del carril hay 3 torres, entre éste y la actual Puerta Nueva hay 9, y entre ella y La Llana otras 5, es decir un total de 17. Si tenemos en cuenta que alguna de ellas sólo ha podido detectarse a través del estudio arqueológico, resulta evidente la fiabilidad del dibujo de Wyngaerde. En nuestro estudio dicho dibujo ha servido para confirmar el número de torres. Para facilitar la localización de los diversos elementos, hemos subdivido la muralla en base a las puertas y portillos existentes en el mismo.Es imposible fechar con seguridad la Puerta que hoy da acceso a la cima del cerro y a
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