La adolescencia es un proceso de transición entre la infancia y la vida adulta (Antona, Madrid y Alaez, 2003), que implica cambios físicos, cognitivos y sociales (Johnson, Roberts y Worrell, 1999). En esta etapa es frecuente el desarrollo de conductas de riesgo, entre ellas el consumo de alcohol y tabaco. En España, el alcohol es la primera sustancia psicoactiva más consumida entre los adolescentes de 14 a 18 años, seguida del tabaco (DGPNSD, 2009). Los adolescentes que usan y/o abusan de las bebidas alcohólicas y/o tabaco son más propensos a padecer problemas de agresividad y violencia, además de relacionarse con problemas de salud (Bellis et al., 2005; Gil-Lacruz y Gil-Lacruz, 2006; Room, Babor y Rehm, 2005). Diversos estudios han relacionado la presencia de manifestaciones de violencia escolar que perturban la convivencia y que tienen importantes consecuencias negativas para la salud y el comportamiento de los menores (Bond, Carlin, Thomas, Rubin y Patton, 2001; Cangas, Gázquez, Pérez-Fuentes, Moldes y Rubio, 2007; Piñero-Ruiz, López-Espín, Cerezo y Torres-Cantero, 2012) con una mayor frecuencia en el consumo de alcohol y tabaco. Se realizó un estudio en 2.552 estudiantes de 12 a 16 años de E.S.O. de la Región de Murcia. Los resultados mostraron una mayor frecuencia de consumo de alcohol y tabaco en aquellos estudiantes que presentaban conductas agresivas en el contexto escolar.