En los últimos años han ido en aumento las críticas a la eficacia de las encuestas convencionales en la medición de las actitudes «reales» ante la inmigración. El presente estudio evalúa el grado de efectividad de los indicadores tradicionalmente incluidos en dichas encuestas. Se analizan encuestas del CIS (estudios 2214, 2383 y 2498), que se comparan con las realizadas por CIRES/ASEP, CEMIRA y Eurobarómetros de las Comunidades Europeas. Mediante un análisis de componentes principales de los 41 indicadores seleccionados del primer estudio del CIS, se obtienen 10 dimensiones del concepto de racismo. La contribución de cada dimensión se comprueba mediante un análisis discriminante. En consonancia con las nuevas propuestas de racismo, los items relativos a derechos sociales y de ciudadanía son los de mayor utilidad en la medición de las actitudes ante la inmigración, seguidos de los relativos a política inmigratoria, en menoscabo de los consagrados indicadores de racismo. Además, el análisis de conglomerados k-medias confirma la limitación de dichas encuestas para captar la actitud contraria a la inmigración (sólo un 6% de los encuestados queda clasificado como reacio a la inmigración). De los análisis se concluye la necesidad de introducir modificaciones en el instrumento de medida para mejorar la captación de la actitud «real» ante la inmigración. Desde sus orígenes, el estudio de las actitudes suscita controversia. La controversia atañe no sólo a su definición, sino también al proceso a seguir en su medición. Respecto a su definición, Allport recopiló más de cien definiciones del término actitud en un estudio pionero (editado en 1935 con el título gené-99/02 pp. 87-111
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