E l objetivo de esta comunicación es abordar, desde una propuesta interdisciplinaria, los graves problemas sociales y culturales que se originan en los procesos migratorios cuando una cultura diferente quiere convivir en la misma sociedad con un concepto de cultura ya establecido. Tratamos, también, de hacer una serie de reflexiones que puedan servir para futuros estudios inter-sociales e inter-culturales, desde nuestra posición de personas comprometidas de una forma u otra con la sociedad.La emigración suele definirse como el desplazamiento de individuos o grupos humanos de un lugar a otro dentro de un mismo país o de un país a otro. Puede ser de carácter definitivo, temporal o de larga permanencia. Las tres posibilidades plantean complejas e importantes problemáticas sociales, siendo una de las primeras y principales fases de crisis en que se encuentran los inmigrantes las que se caracteriza por el llamado choque cultural.Dos de las migraciones, económicas y en menor manera políticas, más importantes de nuestra historia actual, son las que provienen de las zonas afro-asiáticas y las que han surgido en la llamada Europa 1 Comunicación presentada en el Seminar of the European Regional Group, International Association of Shools of Social Work, Turín, noviembre 1993.
PLANTEAMIENTO GENERAL DEL PROBLEMAL a reacción social ante los que seguían una conducta y há-bitos muy alejados de lo considerado como normal, se ha manifestado a lo largo de la historia con unas característi-cas muy comunes.La reclusión en instituciones, el desplazamiento forzado a lugares controlados y lejos de los medios sociales, incluso el aniquilamiento de los enfermos mentales, conforman la historia con que los considerados dentro de la normalidad han respondido, en muchos casos, ante las desviaciones mentales.La valoración social del desequilibrio psíquico ha sufrido, al igual que la gran mayoría de concepciones sociales y culturales, un proceso de transformación. Aquella persona a que se le reconoce una incapacidad de obra y razón, en la mayoría de las culturas es privada de una existencia equiparable a la de sus semejantes en posesión de las plenas facultades.En la manera de realizar esta separación y deportación del diferente, influye decisivamente tanto el entorno social como la valoración que ante la enfermedad predomine en la cultura dominante.María Angeles Duran habla de una doble distinción que debería hacerse a la hora de considerar la enfermedad. Una, aquellos procesos que se producen en el interior del ser humano y que son originados por los caracteres inherentes a la persona; la otra, aquellas enfermedades que advienen al individuo y que son totalmente aleatorias en su aparición.Tal vez teniendo en cuenta esta distinción pueda entenderse el rechazo social sufrido por los dementes a lo largo de la historia. Este enfoque se justificaría buscando una relación causal entre comporta-
n los últimos años, se ha extendido entre la opinión públi-\ ca de nuestro país la imagen de una invasión de inmigrantes provenientes, sobre todo, del continente africano. Inmigración forzada por el imparable crecimiento de la población de estos países y el alto índice de subdesarrollo. Las migraciones no son sólo un cambio de personas de un lugar a otro, sino, también, un cambio en sus estructuras sociales y culturales: costumbres, tradiciones, valores, creencias, lengua... y todo lo que representa su mundo material y simbólico.El proceso migratorio está caracterizado por tres períodos diferenciadores.En primer lugar, la salida de los inmigrantes de su país provocada por situaciones carenciales de primera necesidad. El emigrante espera que la llegada a ese destino de esperanza logre acabar con las privaciones y miserias que han llenado su vida hasta el momento de emprender la emigración.En segundo lugar, la llegada al nuevo país, que supone para toda persona un cambio que le provoca una situación de crisis ante la posibilidad de que no pueda adaptarse, o no pueda asimilar la nueva cultura.En tercer lugar, el inmigrante se enfrenta a la gran dificultad que supone el cambio de sus valores y creencias, es decir, a la lucha entre la aceptación de un nuevo sistema de valores y el abandono paulatino de los suyos. En la mayoría de los casos, el inmigrante se aisla e intenta que la nueva cultura no rompa con su identidad.La migración expone al individuo que la experimenta, a pasar por estados de desorganización, que exigen una reorganización ulterior, que no siempre se logra (Grimberg y Grimberg, 1984:26).Una vez que el inmigrante llega a la sociedad receptora, difícilmen-te puede reorganizar su universo al encontrarse con unos parámetros sociales y culturales que le son ajenos. Así, las migraciones son hechos traumáticos que configuran una realidad social de nuestro tiempo. Por un lado, los inmigrantes rompen con su grupo de pertenencia y, por otro, la sociedad de acogida los ve llegar como intrusos, desconfía de ellos y, en muchos casos, aflora un sentimiento de rechazo.
L a familia constituye una institución universal. En todas las sociedades una parte importante del hombre transcurre dentro de la unidad social a la que llamamos familia, grupo doméstico o unidad familiar. Existen y han existido gran variedad de formas y tipos familiares con características muy distintas y pueden ser muchos los factores que determinen el tipo de familia al que un individuo pueda pertenecer.En antropología la universalidad de la familia ha sido siempre aceptada y con más o menos discusiones teóricas se han marcado unos modelos para el estudio de la familia y el parentesco.Se considera que el matrimonio, con todas sus variedades rituales y las formas reconocidas en cada sociedad, es el primer paso para el establecimiento de la familia. La definición clásica y tradicional, contempla al matrimonio como una unión legítima y estable de dos personas de distinto sexo que a partir de esta unión comparten residencia y economía, basada ésta sobre la división sexual del trabajo y teniendo como el objetivo más importante la legitimación de los hijos. Según Hoebel, «el nacimiento es la institución; la familia es el grupo cuyas acciones están dirigidas a alcanzar los fines de la institución» (1985:380).La familia o el grupo doméstico parte de la vinculación de dos personas de distinto sexo por el matrimonio y de esta manera da comienzo la unidad familiar cuyas funciones, de acuerdo con la mayoría de los antropólogos, podemos enunciar de la siguiente manera: a) Establecimientos y canalización de las actividades sexuales proporcionando padres legales a los hijos, b) Crianza y enculturación de los jóvenes en una atmósfera de intimidad, preparándoles para aceptar los status que recibirán, c) La organización de la división complementaria del trabajo entre los esposos, d) Funciones educativas y establecimiento de relaciones de descendencia. De esta manera la familia es considerada como la más importante unidad social, es la unidad primaria de la sociedad y también de la cultura de los seres humanos.
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