El arquitecto y el diseño en el periodo de entreguerrasLa figura del arquitecto ha tenido una relación directa con el nacimiento del diseño industrial en toda Europa. La concepción moderna de la disciplina del diseño, desde sus comienzos, fue iniciada y desarrollada de la mano de las vanguardias arquitectónicas. Esto se debió en parte a la inexistencia de un mercado de piezas adecuadas para la arquitectura de nuevas formas que los arquitectos estaban diseñando. En muchos casos esta carencia de productos era consecuencia de la escasa, e incluso en ocasiones nula, comunicación entre la industria y el diseñador.Este hecho también era común en España. Desde los años 20 un grupo de arquitectos españo-les denunciaron a través de las revistas de arquitectura la inadecuada e incoherente situación en la que estaban sumidas las artes y la industria. En concreto, la revista Arquitectura se consolidó como una plataforma idónea desde la que comenzar la renovación de la concepción de la arquitectura moderna, introduciendo la disciplina del diseño en la sociedad española. También revistas como A.C., Viviendas, Obras, Nuevas Formas, Cuadernos de Arquitectura y Hogar y Arquitectura colaboraron en este cometido, sirviendo de instrumento para mostrar el camino del "buen diseño" 1 de la mano de arquitectos tanto nacionales como extranjeros.En este proceso, el arquitecto se convirtió en un personaje cardinal, que no solo llevó a cabo una valiosa labor proyectual sino que también dirigió el debate teórico en el campo del diseño. La discusión que floreció a comienzos del siglo XX sobre el papel del arquitecto en esta disciplina dio lugar a que, a partir de la década de 1920, la cuestión pasara a acaparar protagonismo entre las páginas de las publicaciones periódicas españolas. Durante la década siguiente llegó a convertirse en una de las discusiones más destacadas del periodo de entreguerras.En esta línea, en el año 1932, la revista Arquitectura publicó un artículo de Sigfried Giedion titulado "El arquitecto Marcel Breuer" 2 en el que denunciaba la escasez de muebles modernos en el mercado, causa por la cual los arquitectos debían diseñar mobiliario adecuado para sus nuevos espacios. Según el historiador suizo, es así como, debido a esta situación, los arquitectos comienzan a sustituir a los decoradores 3. Cuatro años después, fue Nikolaus Pevsner quien dedicó varias páginas de la revista Architectural Review a profundizar y reflexionar el rôle del arquitecto en el diseño industrial, ayudándose de ejemplos históricos para ilustrar las virtudes de su labor y las colaboraciones que este colectivo de profesionales había establecido con distintas empresas 4 .[1] 1 El sintagma "buen diseño", al que se hace referencia en el texto, hace mención a la idea presente en las publicaciones españolas de los años 50 y 60 a través de la cual se hacía alusión a los objetos de simplicidad formal y una finalidad funcional que daba lugar a una estética al alcance de la sociedad y adecuada a las nuevas formas de la arquitectura. Sin duda, este término era...
RESUMEN Como resultado crítico derivado de la valoración del mueble entre 1880 y 1930, el GATEPAC estableció algunos parámetros definitorios irrenunciables que condicionaban la determinación del mobiliario moderno-honestidad, coherencia y función, principalmente-, y que estaban en consonancia con las ideas defendidas por arquitectos teóricos relevantes del periodo. Respondiendo a estos tres aspectos básicos, el grupo elaboró una caracterización del mueble moderno, el cual, a su juicio, debía ser: simple, ligero, transportable, higiénico y estándar. Conforme a estos aspectos, los arquitectos del GATEPAC desarrollaron desde finales de los años 20 y hasta 1936 un conjunto de sillas estándar que sirvieron como objeto de experimentación de las reflexiones del grupo. Estas piezas sufrieron una evolución desde el mueble de acero hasta el mueble de madera y mimbre-el mueble popular. En este desarrollo permanecieron vigentes los principios alcanzados en la modernidad, pero las formas y materiales fueron transformados. Es en estos últimos aspectos donde ese progreso puede entenderse como una evolución inversa en la que, una vez conseguida la liberación del mobiliario de lo decorativo e inútil, se regresa hacia unas formas y materiales propias del universo popular.
Se han realizado numerosas investigaciones sobre la Bauhaus que evidencian la repercusión que ha tenido en la historia del diseño y de la arquitectura la labor llevada a cabo por la escuela alemana a través de algunos de sus miembros; sin embargo, pocas de ellas han profundizado en el conocimiento que los arquitectos españoles tenían sobre sus avances en materia del mueble en el periodo de entreguerras. La presente investigación persigue, a través del análisis de los artículos de las publicaciones periódicas de arquitectura españolas divulgadas entre 1918 y 1936, identificar qué contenidos y referencias pudieron conocer los arquitectos españoles del momento sobre la teoría y obra de los directores, profesores y alumnos de la Bauhaus con relación al mobiliario y al interior. Como conclusión a este estudio, se pretende definir el proceso de penetración de esas propuestas en España.
ResumenEn 1933 fue inaugurado el edificio Capitol, obra de los arquitectos Vicente Eced y Luis M. Feduchi. El proyecto contenía un complejo programa para el cual Feduchi diseñó un mobiliario de gran diversidad estilística que se adaptaba a las necesidades funcionales de cada estancia. Aquella convivencia de estilos y vanguardias que presentaba el mobiliario repercutió de manera directa en la elección de las empresas que participaron en su construcción: Rolaco-Mac, Lledó, Santamaría y Crowner. La presente investigación ofrece, a través del análisis de los muebles diseñados por el arquitecto y su relación con las distintas firmas, la verdadera dimensión que adquirió la obra del edificio Capitol, hasta el punto de convertirse en una auténtica aventura empresarial en un proyecto integral.Palabras clave: edificio Capitol, Luis M. Feduchi, empresas de mobiliario AbstractIn 1933 the Capitol building, designed by the architects Luis M. Vicente Eced and Feduchi, was inaugurated. The project contained a complex program for which Feduchi designed furniture, with a stylistic diversity, adapted to the functional needs of each room. That combination of styles had reverberated directly in the choice of the companies involved in its construction: Rolaco-Mac, Lledo, Santamaria and Crowner. This research provides, through the analysis of furniture designed by Feduchi and his relationship with the different companies, the real dimension that acquired the work of the Capitol building to the point of becoming an authentic business adventure in a comprehensive project.
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