A memória não é um fenômeno unitário. Mesmo entre o grupo de representações de memória individuais de longo prazo (conhecidas na literatura como memória declarativa), parece haver uma distinção entre dois tipos de memória: memória de eventos experimentados pessoalmente (memória episódica) e memória de fatos ou conhecimentos sobre o mundo (memória semântica). Embora essa distinção pareça muito intuitiva, não é tão claro em qual característica ou conjunto de características inter-relacionadas reside a diferença. Neste artigo, apresento os diferentes critérios propostos na literatura filosófica e científica para dar conta dessa distinção: (1) o veículo de representação; (2) a gramática do verbo “lembrar”; (3) a causa da memória; (4) o conteúdo da memória; e (5) a fenomenologia das representações da memória. Embora alguns critérios pareçam mais plausíveis que outros, mostro que todos são problemáticos e nenhum deles realmente cumpre seu objetivo. Em seguida, descrevo brevemente um critério diferente, o critério afetivo, que parece uma linha de pesquisa promissora para tentar entender os fundamentos dessa distinção.
La metáfora de la memoria como “viaje mental en el tiempo” (“mental time travel” en inglés) ha tenido una gran influencia en la ciencia cognitiva de la memoria así como también en la filosofía de la memoria contemporánea. A pesar de su relevancia, no ha habido ninguna discusión teórica real ni sobre el significado de la metáfora en sí misma ni sobre su adecuación para dar cuenta de los recuerdos de experiencias pasadas. Este artículo trata de llenar este vacío al examinar con más detalle la metáfora del “viaje mental en el tiempo”, centrándose más específicamente en los problemas que dicha noción presenta. Si la metáfora del “viaje mental en el tiempo” pretende referir no solo a una facultad o sistema cerebral sino también a una experiencia subjetiva particular, como así ha sido sugerido en la literatura, no es de por sí evidente que sea compatible con las nociones de (re)construcción y simulación con las que se la asocia frecuentemente, ni que describa de manera fehaciente la fenomenología de todo recuerdo del pasado personal. Si, por el contrario, sólo se refiere a una facultad o sistema cerebral y no pretende dar cuenta de la fenomenología del recuerdo, el uso de dicho término parece perder todo sentido para nombrar dicha facultad. A pesar de su relevancia, la metáfora del “viaje mental en el tiempo” no se ha impuesto como paradigma único: otras metáforas distintas continúan guiando actualmente programas más o menos fructíferos de investigación de la memoria. El artículo concluye que aunque dicha metáfora fue beneficiosa en su momento para la ciencia y la filosofía de la memoria, el examen minucioso de dicha noción sugiere que no constituye realmente una buena metáfora de la memoria sobre las experiencias pasadas, por lo que debería ser abandonada.
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