The Cincinnati Post published its last edition on New Year's Eve 2007, leaving the Cincinnati Enquirer as the only daily newspaper in the market. The next year, fewer candidates ran for municipal office in the Kentucky suburbs most reliant on the Post, incumbents became more likely to win reelection, and voter turnout and campaign spending fell. These changes happened even though the Enquirer at least temporarily increased its coverage of the Post's former strongholds. Voter turnout remained depressed through 2010, nearly three years after the Post closed, but the other effects diminished with time. We exploit a difference-in-differences strategy and the fact that the Post's closing date was fixed 30 years in advance to rule out some non-causal explanations for our results. Although our findings are statistically imprecise, they demonstrate that newspaperseven underdogs such as the Post, which had a circulation of just 27,000 when it closed -can have a substantial and measurable impact on public life.

The Cincinnati Post published its last edition on New Year's Eve 2007, leaving the Cincinnati Enquirer as the only daily newspaper in the market. The next year, fewer candidates ran for municipal office in the Kentucky suburbs most reliant on the Post, incumbents became more likely to win reelection, and voter turnout and campaign spending fell. These changes happened even though the Enquirer at least temporarily increased its coverage of the Post's former strongholds. Voter turnout remained depressed through 2010, nearly three years after the Post closed, but the other effects diminished with time. We exploit a difference-in-differences strategy and the fact that the Post's closing date was fixed 30 years in advance to rule out some non-causal explanations for our results. Although our findings are statistically imprecise, they demonstrate that newspaperseven underdogs such as the Post, which had a circulation of just 27,000 when it closed -can have a substantial and measurable impact on public life.

In the studies of non-mimetic fiction in the Hispanic world, reflections on expressions traditionally considered popular have been consolidating little by little. It is striking that, in this process of academic visibilization, such scarce attention is paid to horror. Often associated with the category of the fantastic, it urges to claim the specificity of this genre as an expression similar to the fantastic; not coincident with it, but, on the contrary, endowed with particular features. The purpose of the article is precisely to illustrate these characteristics. To this end, we resort to sources of various kinds, including those that assume the specific character of horror, and those that study it as part of the fantastic mode. All of them will contribute to the establishment of a solid theoretical basis; once it is fixed, we will proceed to exemplification by means of the analysis of two stories belonging to each of the categories and by the same author: Cádiz-born Félix J. Palma

Tanto en su obra ensayística como creativa, manifiesta Juan Benet su oposición a los métodos racionales. Partiendo de una crítica de la ciencia positiva que engarzaría con el cambio de paradigma estético-epistemológico acaecido a fines del XIX y principios del XX, Benet contrapone la razón al espíritu, apostando decididamente por este último. Como han señalado numerosos críticos, esta preferencia no solo determina el contenido ideológico de sus obras de creación, sino también la construcción formal. En consonancia con movimientos de vanguardia como el Surrealismo y el Dadaísmo, y, en especial, con el Teatro del Absurdo, el drama benetiano Agonia confutans (1966) es un ejemplo perfecto de esta tendencia en su literatura. Este artículo analiza los tres aspectos de dicha pieza que se ven afectados por el cuestionamiento de las estructuras racionales: los personajes, la lógica de la acción dramática y el discurso, tanto desde el punto de vista retórico como puramente lingüístico.palabras clave Juan Benet, irracionalismo, teatro de vanguardia, Teatro del Absurdo, posmodernidad Introducción Ingeniero de profesión y escritor exigente, Juan Benet se revela como uno de los autores españoles más adversos a los procedimientos lógico-racionales, tanto en el ejercicio creativo como en la reflexión intelectual. Coetáneo de movimientos como el Teatro del Absurdo o el Nouveau roman y lector entusiasta de renovadores como Faulkner, Kafka, o Beckett, su orientación hacia el irracionalismo es rastreable en todo el conjunto de su escritura. Varios comentaristas de su narrativa -Herzberger (1979), Benson (1989; ), y Lascaux (2006, entre otros -han estudiado el descrédito al que en ella se ve sometida la perspectiva racional, en beneficio de la pasional o espiritual. Tal cuestionamiento se verbaliza en el discurso de narrador y personajes, pero no solo eso: también tiene su correlato en los planos estético, retórico y estructural.

En este texto defino las casas del terror como la forma escénica más propicia para la recreación del miedo. Ante las limitaciones del teatro convencional para este fin, se presentan las casas del terror como la opción más fecunda, llevando al límite la ruptura de la cuarta pared y haciendo intervenir al público en el espectáculo. Normalmente desechadas por la academia, en torno a ellas no existe bibliografía científica. Comienza, pues, el artículo por definir el objeto de estudio y ofrecer ejemplos significativos. Procede a continuación a legitimar su naturaleza enteramente teatral, vinculándolo con la línea posdramática; y en última instancia, toma en consideración el papel que juegan los elementos sobrenaturales en la respuesta emocional de los asistentes, lo cual sirve de base para entender el funcionamiento profundo de las casas del terror.