En este trabajo abordo tres obras de arte robótico desarrolladas por artistas latinoamericanas: ENT-e (2012) de Gabriela Munguía, TZ’IJK (2013/4) de Paula Gaetano-Adi y Gustavo Cremblin, y Cartografías invisibles (2018) de Ana Laura Cantera y Demian Ferrari. Ensayo una perspectiva descolonial, dirigida a comprender la autonomía de sus programas materiales, estéticos y conceptuales. El objetivo es analizar las estrategias con las que estas producciones modulan imaginarios del cuerpo alternativos al modelo antropomórfico, maquínico e hiperinteligente del humanismo moderno. Concluyo que estas criaturas robóticas no sólo desafían la oposición mente-cuerpo extendida a la de software-hardware, sino que mediante la introducción de materialidades como barro, vegetales u hongos y la generación de comportamientos fundamentados en lo sensible y lo somático, exploran un continuum natural-artificial en el que se sugieren intercambios afectivos y vinculaciones colaborativas con el entorno. Nos sitúan, así, en un “más acá” de los órdenes sensibles de la modernidad occidental.
En este artículo-ensayo la noción de encuerpamiento se propone para pensar, en las intersecciones contemporáneas entre arte, ciencia y tecnología, las relaciones entre cuerpo e imagen desde una perspectiva posthumana. Lejos de los modelos abstractos y universales -como el cuerpo antropomórfico del humanismo moderno- y de las lógicas reproductivas -como las del cuerpo genético de la biomedicina contemporánea-, cada encuerpamiento es un acto creativo, difractario, que ocurre en el encuentro entre el pensamiento o especulación teórica y los casos concretos y situados dentro de las dinámicas semiótico-materiales de lo visual, en los que el mismo imaginario del cuerpo se modula.
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