Resumen.Durante años, los artistas han colaborado con los arqueólogos para "reconstruir" todos esos elementos antiguos que no se han preservado en el registro arqueológico, y han proporcionada a la arqueología ilustraciones artísticas del pasado. Lamentablemente, las modernas "visualizaciones infográficas" no
Key words:
ARCHAEOLOGY, VISUALIZATION, ARTIFICIAL INTELLIGENCE, SIMULATION
IntroducciónPuede resultar paradójico, pero el actual éxito mediático de las reconstrucciones arqueológicas por medios infográficos revela un profundo vacío teórico en nuestra disciplina. Aquella manera tradicional de expresar los resultados de la investigación arqueológica bajo la forma de exposiciones de artefactos y/o de monografías más o menos ricas en material gráfico, se han sustituido por "imágenes imaginadas", secuencias animadas imposibles de cosas antiguas sublimadas por el mero hecho de aparecer dentro de un ordenador. Si antaño la palabra impresa otorgaba el marchamo de autenticidad a lo que se podía llegar a decir, ahora, la "informaticidad" de una imagen le otorga peso específico y garantía de autenticidad. "Lo ha hecho el ordenador", por lo tanto debe ser "científico", dicen los medios de comunicación.Reunidos en Londres el 5 de marzo de 2006, muchos expertos en este tema pretendieron discutir el "valor" de una reconstrucción virtual. Claro que entre esos "expertos" una mayoría estaba constituida, precisamente, por los infógrafos que nos han metido de cabeza en la confusión. La Carta de Londres para la visualización computarizada del patrimonio cultural (http://www.londoncharter.org/) pretende elaborar un conjunto de principios que aseguren que la visualización del patrimonio cultural se lleva a cabo como un trabajo intelectual y técnicamente riguroso así como metodológicamente mucho más sólido. Parte de una afirmación fundamental, pocas veces tenida en cuenta: "No debe asumirse que el método de visualización computarizada sea siempre el método más apropiado para afrontar los objetivos de investigación y divulgación del patrimonio cultural". Insiste en que debiera resultar evidente para los usuarios qué es lo que cada visualización computarizada trata de representar. Sin embargo, confunde objetivo (lo que se pretende) con objetividad (lo que se ha obtenido como resultado). No es tanto una cuestión de delimitar las informaciones de partida y el grado de incertidumbre de la representación final, como plantearse qué estamos representando. El conflicto nace de no reconocer expresamente que la imágen o modelo reconstruido no constituye la respuesta a ningún problema concreto.Los consejos que emanan de la carta de Londres resultan, por un lado, obvios, y por otro, claramente insuficientes. Por descontado que todos esos expertos reunidos para sentar las bases de la "calidad" de los modelos infográficos no pretendían enseñar a todo el mundo cómo hacer su trabajo. El problema nace de la propia arqueología, de los mismos especialistas que dicen estudiar el patrimonio cultural, pero lo único que hacen es imaginarlo, creyendo q...