EDITORIALL a tendencia actual a tratar los pacientes con disfunción eréctil (D.E.) de aparente o evidente etiología vascular, de manera continuada, pautada o crónica, está basada en diferentes argumentos e hipótesis cuya validez, pretendemos analizar, con fines críticos y prospectivos, indagando sobre evidencias confirmadas y proyectos de investigación pendientes, en el siguiente texto. Más concretamente, deseamos documentar si la reciente afirmación de I. Goldstein (European Society for Sexual Medicine. Viena. Diciembre 4 2006) 4 es definitivamente asumible o no: "El tratamiento crónico con los inhibidores de la PDE-5 debe llegar a ser la norma ya que tal tratamiento mejora la salud eréctil, cardiaca y endotelial".Los argumentos básicos que fundamentan la tendencia al tratamiento continuo con los inhibidores de PDE-5 (I-PDE5) son los siguientes: (Tabla 1).1. La presunción conceptual, generalmente aceptada, de que "un padecimiento crónico necesita un tratamiento crónico". Ciertamente, otras muchas enfermedades crónicas son subsidiarias de tratamientos mantenidos cuyas limitaciones están marcadas por el cumplimiento de objetivos de eficacia a largo plazo, en ausencia de efectos indeseables, también a largo término (tolerancia) y el cumplimiento, por parte de los pacientes, no siempre entusiasmados con la idea de la servidumbre crónica.2. El argumento patogénico, indisolublemente asociado al nuevo y generalmente aceptado concepto de la disfunción endotelial (DEN) como proceso subyacente de la patología que motiva la D.E. en estos pacientes (Feldman et al 1994 1 ; Bivalacqua et al 2003 2 ). Confirmada mediante numerosos estudios la excelente respuesta del endotelio peneano a los IPDE-5, con la vasodilatación y erección consecuente, se aventura la hipótesis de que el tratamiento mantenido, motivando erecciones más frecuentes, no necesariamente relacionadas con la actividad sexual (erecciones durante el sueño, ocasionales durante el día) significa una mejor y más frecuente oxigenación del área vascular peneana, mejorando funcionalidad endotelial y soslayando fenómenos degenerativos, tanto cuantitativos como cualitativos (Moreland R.B. 2000 3 ).Tabla 1 Tratamiento médico de la disfunción eréctil tratamiento continuado vs a demanda; pros y contras Tratamiento intermitente o a demanda Tto. pautado, continuo o crônicoLa naturaleza intermitente de la actividad sexual Mejor respuesta en pacientes con fracaso a demanda (McMahon -2005). Superior relación coste-eficacia que con el Más aceptación o preferencia en algunas series (McMahon 2005) tratamiento crónico (McMahon 2006) Más aceptación o preferencia de los pacientes Concepto logístico: enfermedades crónicas necesitan (Mirone et al 2005) tratamientos crónicos. Superior eficacia y aceptación si acertada elección Potenciales beneficios endoteliales, peneanos (corpora cavernosa) del fármaco, dosis y estrategia (farmacodinamia) y sistémicos. Potenciales beneficios sobre función endotelial y salud cardiovascular. Potenciales beneficios control hipertensión (casos de hipertensió...
Se prevén grandes cambios sociosanitarios a corto plazo que afectarán seriamente la estructura departamental y jerarquía asistencial del hospital futuro, universitario público o privado. La Asociación Española de Urología se pregunta si en estas circunstancias, en la que la gestión asistencial y economicista del hospital así llamado "industrial" dominará sobre otros aspectos tradicionales de la jerarquía científica, asistencial y docente del jefe de servicio, modificará su imagen, objetivos, funciones, y en definitiva su autoridad. Asímismo cuales han de ser los atributos de esta nueva generación de jefes de servicio. Para ello la A.E.U.convocó una mesa redonda solicitando opiniones y comentarios que se recogen en el texto adjunto.Palabras clave: Hospitales. Jefe de servicio. Atributos. Varemos. ABSTRACT THE FIGURE OF THE HEAD OF SERVICE (CHAIRMAN): WHAT PROFILE SHOULD HAVE?Great social-health care changes in the short term have been predicted that will seriously affect the departmental structure and care hierarchy of future hospital, universitary, public or private. The Spanish Association of Urology (AEU) wondered whether in these circumstances, in which the welfare and economic management of the hospital so-called "industrial" will dominate over other traditional aspects of the scientific hierarchy, social welfare and teaching of head Urology of service, will change his image, goals, functions, and ultimately its authority. Likewise which must be the attributes of this new generation of department heads. To this end the AEU call a roundtable requesting opinions and comments which are reflected in the enclosed text. ORIGINAL S e están produciendo cambios extraordinarios en todo aquello que afecta a la asistencia médica, desde los principios fundamentales que sustentan los Sistemas de Salud Pública, el acceso de los enfermos a los recursos humanos y materiales del Sistema, la disponibilidad de los proveedores de cuidados preventivos o terapéuticos, médicos, quirúr-gicos o de otra naturaleza, y los "modelos de gestión" del complejo y formidable gasto sanitario. Una reciente publicación, precisamente de un urólogo (La santé n'est past un droit, G. Vallancien), con este título tan provocativo "la salud no es un derecho", sino más bien una responsabilidad personal y colectiva, advierte sobre los inconvenientes de la imparable presión política sobre las estrategias sanitarias y sus previsibles consecuencias.Con la aplicación de nuevas estrategias y modelos de gestión todo está cambiando. Lo percibimos como una consecuencia más de la evolución social, pero lo que aún no está definitivamente dimensionado es su efecto sobre los diferentes actores del proyecto sanitario; enfermos (usuarios o clientes), médi-cos (proveedores de salud o simplemente trabajadores de la sanidad), gestores (antes gerentes) y sobre todo, sobre el propio Sistema y su inexcusable orden jerár-quico, muy especialmente en lo que se refiere a la autoridad asistencial, en aspectos tan fundamentales y básicos como la figura del Jefe de Servicio, sus a...
RESUMEN TRANSPLANTE RENAL DE DONANTE VIVO: UN ANÁLISIS CRÍTICO DE ESTRATEGIAS QUIRÚRGICAS BASADO EN 40 AÑOS DE EXPERIENCIAIntroducción: La prioridad inexcusable de un programa de trasplante renal de donante vivo (TRDV) es la seguridad vital del donante, seguida de la preservación del órgano, obtenido en las mejores condiciones anatómicas y funcionales. La reducción de la morbilidad del donante, inmediata y a largo término, debe ser otro objetivo. Tanto en el TRDV como en el trasplante de cadáver el implante del órgano debe realizarse con las mayores garantías técnicas. Analizamos nuestra mortalidad, morbilidad, incidencias, técnica de la nefrectomía y otros datos relevantes observados en nuestro programa de TRDV iniciado en 1968, con la intención de comparar nuestros resultados con los publicados utilizando técnicas laparoscópicas de nefrectomía, y en consecuencia decidir si nuestro programa debe modificar, o no, sus estrategias quirúrgicas actuales.Material y métodos: Nuestro programa de trasplante renal se inició en 1964, con riñón de cadáver, y en 1968 con riñón del donante vivo. Desde junio de 1968 hasta junio del 2008 hemos realizado 243 TRDV; un reducido número de trasplantes por año. La técnica de nefrectomía empleada desde 1968-1972 fue el abordaje supracostal propuesto por Turner-Warrick y desde 1972 una miniincisión subcostal, anterior extraperitoneal. La lumbotomía convencional con resección de la última costilla nunca ha sido practicada. El riñón derecho fue utilizado en el 78% y el implante en la fosa ilíaca derecha en el 85% La cirugía del donante y el receptor se realizan simultáneamente en dos quirófanos adyacentes, por dos equipos distintos, siendo un solo cirujano responsable de ambos procedimientos; la nefrectomía y el implante. Las complicaciones peroperatorias y postoperatorias, potencialmente relacionadas con la nefrectomía, o de otra naturaleza, han sido evaluadas por los equipos urológicos y nefrológicos.Resultados: No se han detectado en nuestra serie ningún caso de muerte del donante, pérdida del órgano o complicaciones mayores tales como neumotórax, hemorragias necesitando transfusión, infecciones graves, reintervenciones. Complicaciones menores tales como paresia intestinal, fiebre, infección de la herida operatoria, fueron más frecuentes con el abordaje supracostal que con el miniincisional. Igualmente, este abordaje ha reducido el dolor postoperatorio, consumo de analgésicos y tiempo de recuperación. En el seguimiento a largo plazo la incidencia de hernias incisionales, o paresia de la pared abdominal, no han sido detectadas. La responsabilidad personal de un cirujano en ambos procedimientos soslaya reclamaciones sobre la calidad anatómica y funcional del órgano, facilita la elección de vasos para la anastomosis y reduce el tiempo operatorio y de ocupación de quirófano.Conclusiones: El análisis de nuestros resultados cuestiona la conveniencia de sustituir nuestra estrategia quirúrgica actual por los potenciales beneficios e inconvenientes de la nefrectomía laparoscópica, especialmen...
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