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A la memorW de José P érez VidalDe los tres dialectos españoles del estado de Luisiana que han sobrevivido hasta nuestros días, dos tienen su origen en una iniciativa de colonización canaria de finales del siglo XVIII 1, Estos dialectos de origen canario son, por un lado, el isleño, que siguen hablando unos 200 individuos -quizás ya algunos menos-de unos sesenta o más años, residentes en cinco aldeas en la parroquia de Sto Bernard, a unas 35 millas al sureste de Nueva Orleans, y. por otro, el bruli , que se hablaba hasta hace algunos años en los alrededores de Donaldsonville (parroquias de Ascension, Assumption e Iberville), a unas 60 millas a1 noroeste de Nueva O rleans 2, El dialecto isleño aún es una l en~ * Ante todo me compllCe agradecer -de todo corazón-a los colegas y amigos que, con su genet'Olidad y erudición, me han ayudado en la preparación de estos materiales. A Manuel AlVIU', Marta Ángeles ÁlvlU'ez MlU'tfnez, Manuel da Costa Fontea, Pilar Garcfa Mauton, Hiram F. Gregory, Antonio S'nchez RomeraJo, Maximiano Trapero y Ramón Trujillo va mi mú sincero agradecimiento. Huelga decir que sin la generosa intervención de mis amigos Irvan P~rez y Alfred P~rez, de Poydras (St. Bernard Parish), éste y otros varios trabajos rnfos sobre el dialecto i.leño y su literatura tndiciona.! hubieran sido ¡mI» . ibles de realiur. IEl terttr dialecto, del que aqu( no nos ocuparemos, es el adaeseño, r«ardado aún por algunos ancianos en aldeas y alquerIu en dos úeas del noroeste del estado. Tr'tase básicamente de un dialecto mejicano aislado y arcaizante. V~anse mi artIculo (con H . F. Gregory) y los de Stark y Lipski ( ... RIo Sabinas .. ). Sobre la supervivencia del espafiol en Luisiana, t~n8ase en cuenta mi artÍculo, «Tres dialectos ...• Sobre el dialecto ¡,leño, sigue siendo de importancia fundamental la monografía pio- LXXII, 1992 gua viva y los que lo hablan dominan, en toda su complejidad, un léx ico capaz de representar las más recónditas facetas de lo que fue la cultura tradicional de esta comunidad de pescadores y cazadores de caimanes y ratas de agua en el delta del Misisipí l. Muy distinto ha sido el destino del dialecto de los brulis, agricultores en escala menor, residentes de un aislado islote lingüístico rodeado y profundamente influido por el dialecto francés luisianense o cadjin. En los años 70 y 80 aún llegué a entrevistar a los últimos hablantes -los" Antonio Udina"-de tan singular dialecto, que ya se encontraba in articulo mortis 4. Mis informantes, ancianos de unos ochenta y noventa años, hablaban con dificultad, acudiendo al inglés a cada momento y titubeando respecto a la pronunciación y la morfologia de su dialecto. Al intentar localizar algunos de mis antiguos informantes en 1991 --en compañía de Manuel Alvar-dimos con un solo individuo, quien ya durante mis encuestas anteriores no podia --o no quería-hablar y sólo recordaba a trancas y a barrancas algunas palabras sueltas 5. Aím puede que haya "por ahí" -alguna persona que siga recordando el español bruli, pero hoy por hoy me resigno, con tristeza,...
In two recently published Sephardic versions of the Hispanic ballad of El forzador 1 -one from the late 18th-century 'Rhodian MS of Yakov Hazan 2 and the other an early 20th-century Jerusalem text transcribed by S. I. Cherezli 8 -we encountered enigmatic refrains which, though largely undecipherable, we surmised to be of Arabic origin. The Kazan text's refrain reads:Ala dusya lali, ala dusya lali, gwantimru, ala dusya lali 4 . In Cherezli's version, it is: Yya la dusyya lali, jaman! yya lalali, [yya lalali] 5 We had originally interpreted Ala dusya (or nusya) lal(i) as Coll. Ar. f ala nuss el-lel (= Class. Ar. 'ala nisf al-lail) 'at midnight* e . In a subsequent review, J. M. Soli-Soli plausibly suggested the form n siya (read n si'a) 'comienzo, entrada de la noche ο del dia* and proposed a meaning for the entire refrain, linking it organically to the rest of the narrative, by seeing in gwantimru a form of tmr, which he glossed as 'esconderse': "Tendriamos entonces: Ά la entrada de la noche, a la entrada de la noche / y [pues] desaparecieron [ar. tmr, 'esconderse/ tal vez en una forma VII intamara] a la entrada de la noche." 7Nasi'a, in spite of the first syllable's -a-and the fact that one would expect nasi'at al-lail y is perhaps more satisfactory than nuss from a phonological point of view, but 1 On this Judeo-Spanish ballad and its Pan-Hispanic congeners, see our monographs Diez romances hispanicos en un manuscrito sefardi de la hla de Rodas (Pisa, 1962), pp. 34-47, . 4 The refrain occurs twice, once at the beginning and once at the end of the poem. Here we use 5 to represent samekh; word-final -a = he; the ligature under al indicates the use of a digraph. We emend certain earlier readings: dusya not nusya is certainly the correct reading, not only in the second instance (cf. Diez romances, p. 35), but in the first as well. In cursive Ladino script, daleth and nun often adopt almost identical forms. We had originally read lal throughout, but there are almost imperceptible dots after each occurrence of the form and these are to be interpreted as yodhs: hence lali. At the beginning of the song, the last two letters of gwantimru are clearly res and waw; in the repetition, the letters have been run together to form what appears to be a fyeth. 6 The refrain occurs only once, after verse 4 of the ballad. It has been crossed out in the MS.The word biz is written under yya lalali, thus indicating a repetition of these forms. 6 Diez romances, p. 34. 7 Hispanic Review, XXXIV (1966), 380-381. For an appraisal of other suggestions made by 8ο1έ-5ο1έ, see our forthcoming article "Exclamaciones turcas y otros rasgos orientales en el
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