Alumnxs con madres y/o padres del mismo sexo, docentes que luchan por ser respetadxs con independencia de sus elecciones sexo-genéricas, o niñxs que deciden cambiar su identidad, son ejemplos concretos de los modos en que las escuelas comienzan a abrirse a la experiencia de las diversidades corporales, sexuales e identitarias. Sin embargo, aunque existen programas de educación sexual y hubo avances significativos en materia de protección de estas experiencias, las violencias contra jóvenes LGBTI siguen persistiendo. En este artículo nos interesa plantear dicha tensión a partir de un mapeo de estudios y relevamientos estadísticos que vienen dando cuenta de la continuidad de las violencias, los hostigamientos y agresiones que sufren aquellxs estudiantes jóvenes que no siguen las normas hegemónicas de los géneros. Por otra parte, proponemos una reflexión sobre la necesidad de algunos recaudos conceptuales en los modos de nombrar estas violencias con el fin de reposicionarlas como “violencia por prejuicio contra las orientaciones sexuales y las identidades de género no normativas”, en el marco de las violencias de género. También comprendiéndolas como fenómenos sociales y no como “casos” individuales. Finalmente proponemos algunas líneas orientativas sobre lo que consideramos un tipo de educación sexual socialmente relevante (Britzman, 2002).
Situada desde la Historia de la educación, el Análisis Político del Discurso y los Estudios de género, esta tesis explora diferentes discursos, agentes y experiencias en torno a la educación sexual en la Argentina desde la década de 1960 hasta 1997. Para esto, se estudia cómo, desde mediados de siglo XX, la educación sexual se fue configurando en un campo de disputas entre especialistas en crianza y familia, pediatras, sexólogas/os, psicólogas/os, psicoanalistas, psicólogas/os educacionales, médicas/os, planificadores familiares, agentes religiosos, funcionarias/os de políticas educativas estatales y académicas feministas. Desde los años 60, la educación sexual se volvió un objeto de debate público, al tiempo que se configuró como un campo de disputas entre esos y otros agentes por la hegemonía de sus significados. Todo esto en una coyuntura sociocultural de grandes cambios en la moral sexual y en los hábitos y prácticas sexuales, sobre todo de las generaciones más jóvenes. De allí en adelante la temática se volvió un objeto de predilecto interés para quienes serían reconocidas/os como las/os pioneros, especialistas y “expertas/os” en educación sexual, comunidades que fueron demandando al Estado por la inclusión de esta educación en el sistema educativo formal. Esto se dio a partir de la extensión de redes y eventos entre “especialistas” de la región latinoamericana. Fue durante el alfonsinismo, con la vuelta a la democracia y en un contexto en donde la emergencia del sida y el embarazo adolescente fueron las dos grandes problemáticas sanitarias y educativas, se incorporaron esas demandas y se impulsaron programas y experiencias piloto en torno a la educación sexual en el ámbito educativo. Esto lo estudiamos tanto a nivel nacional en el Ministerio de Educación y Justicia como en la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires. Durante la década del 90, se evidencian tensiones y disputas por la inclusión, no solo de la educación sexual dentro de la reforma curricular de mediados de esa década, sino también por la emergencia de la perspectiva de género en el sistema educativo. En ese marco, fueron conocidas las relaciones de proximidad entre el gobierno menemista con los sectores de las cúpulas católicas, una proximidad que provocó que en una parte de dicha reforma quedaran excluidas la educación sexual, la noción de género y los derechos sexuales y reproductivos, aunque sí se lograron ver estas incorporaciones en la Formación docente para 1997.
This article aims to review some historical and current pedagogical discourses produced in the field of sex education in Argentina, from the end of the 20th century until the beginning of the 21st. To do this, we will stop at some official discourses beginning in the 1980s, to analyze the standardized treatment of sexuality and hegemonic gender identities, in the letter of proposals and ministerial materials. We are also interested in showing the interventions of Catholic intellectual agents in the official curriculum, when sex education was first included in the national curriculum in various subjects in the framework of educational reforms in the middle in the 1990s. The article continues with the analysis of the current integral perspective in the approach to the education of sexuality (approach to which we ascribe) especially, after the approval of the historic Law of Integral Sexual Education (ESI) 26,150 in 2006, which it implied the transversal and compulsory inclusion of sex education in all the schools of the country, making it a fundamental right. The article ends with the proposal of some perspective passages that we believe are necessary in some ways to enhance an anti-normative sex education that enables and teaches ways to be freer.
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