“…En virtud de la prevalencia de estas miradas escindidas, habría una cierta afinidad electiva entre los estudios que, desde un cristal «crítico-hermenéutico», se concentran en la indagación de prácticas políticas no formales, alternativas o dramatúrgicas entre los/as jóvenes estudiantes universitarios (entre otros, pueden destacarse los estudios de Balardini, 2000de Balardini, , 2005Béndit, 2000;Bonvillani y otros, 2008;Chávez, 2009;Picotto & Vommaro, 2010). Mientras que los autores que utilizan modelos de indagación de corte «neo-institucionalista» lo hacen concentrándose en los procesos relativos a la elaboración y al impacto de las políticas universitarias, los incentivos orientados al cambio institucional o el papel de las actividades de evaluación y de acreditación en la vida universitaria (véanse, por caso, los sugerentes trabajos de Peña N., 2004;García de Fanelli, 2005;Arredondo Salinas, 2011;Buendía Espinosa, 2011;Bentancur, 2013). A nuestro juicio, es necesario trascender esta dicotomía teórica a efectos de ofrecer una visión integradora, más compleja y diversa que cualquier perspectiva unilateral, para indagar la experiencia de participación política estudiantil en nuestras universidades.…”