“…Por otra parte, además de dicha semejanza morfológica, hay que subrayar que se encontró también una similaridad en la secuencia temporal en que se desarrollaron estos movimientos expresivos, puesto que el orden y la duración de las acciones que acabamos de mencionar fue idéntico en ambos grupos; así, en un primer momento aparecieron los movimientos de aproximación de las cejas y, posteriormente, éstas se relajaban coincidiendo con el inicio de la sonrisa, iniciándose siempre la secuencia con la fijación visual en la cara de la madre (véase Berger y Cunningham, 1986). En resumen, estos resultados ponen de manifiesto que la sonrisa constituye un patrón organizado de conducta facial similar en los niños normales y en los afectados por el síndrome de Down, debiendo señalarse que tales res-puestas tuvieron lugar en ambos grupos de sujetos en las mismas condiciones estimulares, esto es, durante la interacción cara a cara con su madre mientras se mantenía un contacto ocular permanente.…”