Brasil ha sido históricamente un actor relevante en la gobernanza global del cambio climático. A finales de los años 2000s, bajo la Presidencia de Lula, el país parecía convertirse además en un líder global, dando muestras de compromiso climático en varios niveles de análisis, con emisiones decreciendo y actores nacionales, subnacionales, organizaciones de la sociedad civil y del mercado comprometidos con la mitigación. A 10 años de aquella euforia, el contraste no podría ser mayor. El gobierno federal está comandado por uno de los pocos líderes negadores del cambio climático a nivel global, Jair Bolsonaro, que ha coronado un proceso de retracción conservadora en todos los niveles iniciada en 2011. Este artículo analiza la trayectoria del compromiso climático brasileño entre 2009 y 2020, desde una perspectiva de gobernanza multinivel y usando como marco analítico el enfoque del compromiso climático.