“…Por su parte, el concepto performatividad surgió en el ámbito de la Filosofía del Lenguaje de la mano de Austin en 1961de Austin en (2010, siendo numerosas y diversas las disciplinas que posteriormente lo han venido aplicando exitosamente en sus respectivos campos de estudio (Sociología, Estudios de Género, Teología, Performance Studies, Educación, Artes…). Kartomi (2014) emplea el concepto performatividad en el ámbito de la Música para hacer referencia a todos aquellos componentes y características que describen y definen aspectos emergentes mientras el músico está llevando a cabo una actuación musical, así como los factores que influyen en el evento y en su preparación previa, refiriéndose a la persona intérprete, a su competencia, a la forma de abordar la performance y su creación, al estilo musical, y otros aspectos como el repertorio, el ensayo o la interacción entre intérpretes de un mismo grupo musical que al final definirá el grado de sincronía y comunicación sobre el escenario. Por su parte, Rodríguez-Quiles -a partir de diferentes trabajos sobre cultura performativa (Bachmann-Medik, 2006;Fischer-Lichte, 2004Volbers, 2014) y en lo que ha definido como Educación Musical Performativa (2017, 2018)-focaliza la atención en aquello que acontece en el aula de Música cuando se ponen en juego las denominadas performances didáctico-musicales (PDMs) y cómo estas facilitan la adquisición de conocimientos y habilidades mediante procesos educativos que empoderan al alumnado a partir de procesos autorreferenciales y constituyentes de realidades estético-musicales.…”