“…Por otra parte, la violencia, al igual que muchas conductas, es el reflejo de la personalidad, de aquello en lo que se cree, se valora y se defiende (Batrina, 2014;García, 2013;Hernández & Solano, 2007;Jiménez-Bautista, 2012). De esta manera, existen determinados rasgos de personalidad que pueden hacer vulnerable a una persona en esta dinámica violenta; por ejemplo, se ha encontrado que el ciberagresor puede presentar conductas como baja satisfacción por la vida, baja autoestima, conductas antisociales y violentas, y bajo grado de autocontrol, entre otras (Buelga, Irazo, Cava & Torralba, 2015;Garaigordobil, 2016;Povedano, Estévez, Martínez & Monreal, 2012).…”