“…En otros términos, en un mundo caracterizado por la hiperconectividad, los algoritmos y el Bigdata, resulta cada vez más difícil hacer frente a los desafíos actuales del acceso cultural. Según las estadísticas culturales de países como España (Ariño y Llopis, 2017), Argentina (SINCA, 2017), Brasil (Machado et al, 2017) y, como aquí lo hemos demostrado, en el caso chileno, las personas asisten cada vez menos a bibliotecas, museos, centros culturales, salas de concierto, teatros, salas de danza y galerías de artes visuales. Este fenómeno en curso tiene implicancias directas en la forma de pensar el consumo cultural en América Latina (Wortman y Radakovich, 2019), así como también en el detrimento del uso de los espacios culturales, ya que estos son promotores de "esferas públicas deliberativas" (Barrett, 2012) y no son simplemente lugares de exhibición.…”