“…En contextos culturales como el rural, la inserción laboral femenina se ve forzada en periodos de crisis, por recesos en los ciclos económicos que contraen la actividad empresarial y los salarios o por coyunturas emergentes de carácter personal (Pfau-Effinger, 1999;Camarero, 2008;Ballara y Parada, 2009;Caro, 2011;Bendini, 2015;Millenaar y Jacinto, 2015). En esta perspectiva, la cesantía prolongada de la pareja o su ausencia conminan a la generación de ingresos femeninos, así como la edad y la maternidad contraen el trabajo, en especial el formal y asalariado, y aumentan la prevalencia tanto de la inactividad como de empleos más flexibles y estacionales, los cuales, dada su naturaleza, tienden a estar en el medio rural fuertemente invisibilizados (Camarero et al, 2005;Millenaar y Jacinto, 2015).…”