El título Los adolescentes en la escuela permite situar los contenidos del libro en dos áreas temáticas amplias: desarrollo psicológico (etapas del desarrollo) y psicología de la educación (sujetos de la educación –estudiantes adolescentes–); y en un ámbito de aplicación: psicología educacional. Si pensamos en los adolescentes, encontramos en la literatura una serie de relatos en que ellos (y particularmente en contextos educativos) son los protagonistas: Los años de aprendizaje de Wilhem Meister (Goethe), pasajes de En busca del tiempo perdido (Proust), La educación sentimental (Flaubert), Rojo y negro (Stendhal), El adolescente (Dostoiwevski), Retrato del artista adolescente (Joyce), Las tribulaciones del estudiante Törless (Musil), Siddartha (Hesse) y, en la literatura peruana, La ciudad y los perros (Vargas Llosa) y El viejo saurio se retira (Gutiérrez). Todas son lecturas de gran interés para configurar una psicología del adolescente a partir de la mirada de grandes artífices de la literatura que, muchas veces, tienen interesantes intuiciones psicológicas y aún neurocientíficas, como se advierte al leer Proust y la neurociencia de Jonah Lehrer. Las referencias de cómo la literatura aporta una casuística del comportamiento adolescente es consonante con los epígrafes en cada uno de los capítulos del libro. Sin embargo, Luz Atoche y Víctor Horna sitúan los temas del adolescente y su comportamiento social desde la perspectiva de la psicología educativa, prestando especial interés en la explicación de cómo se aprende ese comportamiento. A partir de esas explicaciones, proponen su modificación, considerando los principios del aprendizaje y la reestructuración cognitiva, así como situando su aproximación dentro de la psicología cognitivo-conductual. En el capítulo inicial, los autores posicionan la actuación profesional de un psicólogo educativo de manera testimonial, narrando sus propias experiencias profesionales en centros educativos, 10 Los adolescentes en la escuela I Entendiendo sus conductas desde la psicología educativa mientras que movilizan una serie de conocimientos conceptuales sobre la psicología educativa. En el segundo capítulo, describen las particularidades del ambiente educativo en los diversos niveles educativos (inicial, primaria y secundaria) y la función de los agentes de la educación; luego, se focalizan en la educación secundaria, señalando que los centros de enseñanza de este nivel no solo deberían centrarse en el logro de aprendizajes de carácter académico, sino en aprendizajes socioemocionales. Para ello, reseñan las bondades de la aproximación conductual y constructivista como soporte conceptual de la acción educativa en ambientes de educación secundaria (con estudiantes mayoritariamente púberes y adolescentes). En el capítulo tercero, se explica que la socialización es la resultante de la influencia de un conjunto de factores, entre los cuales la familia (padres y hermanos, particularmente) y la escuela (profesores, grupos de pares) pueden generar conductas adaptativas o desadaptativas. Estas pueden incluir exposición a situaciones de riesgo; por eso, compete al psicólogo educativo transferir a padres y maestros conocimientos y procedimientos para conjurar la aparición de conductas de riesgo y trabajar, al mismo tiempo, en la promoción de un conjunto de habilidades y de valores para una socialización adecuada. Un aspecto de interés, que sugiero deben profundizar en un trabajo futuro, es el tema de la “alfabetización en ocio”. En este recorrido de interés para la comunidad en general y, especialmente, educativa, el cuarto capítulo se centra en la definición y comprensión del concepto de medioambiente. Además, mencionar su rol en la configuración de la conducta (adquisición, mantenimiento y modificación), destacando la importancia del aprendizaje desde modelos. Este capítulo constituye una introducción didáctica sobre el análisis funcional de la conducta y los elementos en la organización. En el quinto capítulo, se amplía la explicación de las conductas. Se considera las variables de carácter cognitivo y, particularmente, se habla de las creencias. Por otro lado, en el capítulo sexto, se aborda 11 Luz Angélica Atoche Silva / Víctor Eduardo Horna Calderón un tópico en la adolescencia: la rebeldía y la actitud desafiante frente a la autoridad. En tales circunstancias, los autores proponen trabajar en el autoconcepto del adolescente ofreciéndole seguridad y confianza. Finalmente, el séptimo capítulo, trata de un asunto crítico: la estabilidad de los cambios de conducta generados por la actuación profesional del psicólogo educativo y su transferencia a los ambientes escolar y familiar. El libro finaliza con un corolario que es básicamente una invocación a padres y profesores para que cambien sus estrategias de intervención al enfrentar problemas de conducta en los adolescentes con atención a las conductas adaptativas y productivas. Luz Atoche y Víctor Horna han asumido la tarea de identificar las principales líneas de actuación profesional con relación al comportamiento de los adolescentes, un grupo humano caracterizado por un conjunto de eventos críticos en los dominios biológico, afectivo, cognitivo y social. Por eso, considero que, en la literatura psicológica nacional, resulta necesario un libro que contribuya a la comprensión y, sobre todo, la actuación profesional en ese sector importante de la población. Termino señalando, como rasgos distintivos del libro, la presentación ágil y didáctica de los temas y la ilustración de procedimientos profesionales de un psicólogo educativo ante situaciones reales en los colegios donde se ha desempeñado (me recuerda Psicología en ejemplos de Mario Rodríguez publicado por Trillas). Felicito a Luz Atoche y a Víctor Horna, psicólogos peruanos, por haber dedicado sus tiempos y esfuerzos a producir este libro que, pienso, será de mucho provecho leer.