“…Maldonado et al (2009), en su estudio de empresas mexicanas, consideró como dimensiones de rendimiento empresarial los siguientes: procesos internos (calidad de los productos, eficiencia de procesos operativos, organización de las tareas del personal), sistema abierto (satisfacción de los clientes, rapidez de adaptación a las necesidades de los mercados, imagen de la empresa y de sus productos/servicios), sistema racional (incremento de la cuota de mercado, incremento de la rentabilidad, incremento de la productividad) y recursos humanos (motivación/satisfacción de los trabajadores, reducción de la rotación de personal, reducción del ausentismo laboral). De manera similar, y también en empresas mexicanas, Pastor et al (2019) usaron como indicadores de desempeño: nivel de ventas, tasa de crecimiento de ventas, flujo de efectivo, rendimiento del capital de los socios, margen de utilidad bruta, utilidades netas de las operaciones, volumen de activo y crecimiento en el número de empleados y ROI. En esta línea, se asume que el rendimiento empresarial es una medida del desempeño que se expresa con las salidas, como el crecimiento de las utilidades, aumento de participación en el mercado y/o aumento en el número de empleados (Deutscher et al, 2016), lo cual es resultado de la generación de valor de la empresa que refleja una posición sostenible (Doran & Ryan, 2014).…”