“…Porque "nos separa de una visión del Derecho formal, de la elaboración mecanizada de normas, y nos lleva en sentido contrario hacia todas las posibilidades, probabilidades y ambigüedades que la vida posee" (Hayman;Levit;Delgado, 2002, p. 463). Así nos dota de una "instancia ética que nos invita a relacionarnos con el bien de otras personas que tienen una vida distinta de la nuestra" (Nussbaum, 1995, p. xvi), fomentar la empatía que nos sitúa en la posición del otro y nos hace comprenderlo y preocuparnos por él y, así, abrirnos las perspectivas que deconstruyen los estereotipos que alimentan los odios colectivos (Silva,18 En similar sentido, François Ost (2006) insiste en los frutos importantes que se pueden recoger de la constructiva dialéctica que impulsa la "ficción" y la "irracionalidad", el "todo vale" de la literatura frente al "tener que" del Derecho.…”