“…Asimismo, otra posibilidad es que el PSP se asocie con diferentes consecuencias emocionales en función de las interacciones con otras variables, como, por ejemplo, el éxito o el fracaso en el desempeño, o los conflictos diarios. Posiblemente, durante estas primeras etapas de la vida, los estándares impuestos sean más fácilmente alcanzables por los niños perfeccionistas, recibiendo por ello recompensas, elogios y premios de sus familiares o profesores y, por tanto, aumentando los sentimientos positivos, como el orgullo o la felicidad (e.g., Ramos-Díaz, Rodríguez-Fernández, Revuelta, y Axpe, 2016). Al mismo tiempo, probablemente las emociones positivas coexistan con el miedo y la preocupación por el hecho de no poder alcanzar las expectativas del entorno, así como con la infelicidad, culpa y disgusto provocado por las críticas recibidas tras los fracasos.…”