“…En Latinoamérica, en el informe final del proyecto Tunning del 2007, ya se marcó el desarrollo de las competencias en TIC como nueva tendencia que las universidades latinoamericanas debían asumir y que implicaría la exigencia de cambios profundos en la pedagogía, nuevos enfoques y otras formas de enseñanza aprendizaje (Beneitone et al, 2007). En el 2018, en la Agenda 2030, en su ODS4: Educación de calidad, se destaca en la meta 4.4 la necesidad de contar con jóvenes y adultos con competencias digitales: "De aquí a 2030, aumentar considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento" (Naciones Unidas, 2018) Las "oportunidades de aprendizaje", que mencionó la Unesco en el 2008, se enmarcan en las posibilidades que tienen los docentes de promover el desarrollo de competencias digitales de una manera transversal al currículo, incluyendo actividades que promuevan el uso de tecnologías (Cadavieco et al, 2016), ya sea a través de actividades individuales o colaborativas (Vázquez-Cano et al, 2020), que promuevan la discusión y, por ende el desarrollo de competencias digitales enmarcadas en la comunicación, colaboración y normas de comportamiento en canales digitales El desarrollo de competencias digitales no está atado solamente a un proceso de alfabetización digital, ya sea computacional, informacional o mediática (George Reyes & Avello-Martínez, 2021) dirigido con cursos o talleres de temáticas puntuales, sino también, de una forma implícita con la implementación de metodologías activas a través de la planificación microcurricular de las asignaturas. Algunos estudios resaltan la importancia de las metodologías activas como por ejemplo Aprendizaje orientado a proyectos (Esteves et al, 2019), para el desarrollo de competencias digitales y la necesidad de medirlo o analizarlo.…”