“…Según múltiples estudios, los procesos fisiológicos del talo liquénico son muy sensibles a las concentraciones de contaminantes, acumulando una amplia gama de estos y respondiendo de manera diferente según el agente contaminante y las condiciones estacionales, ya que en periodos secos, los líquenes tienden a concentrar estos contaminantes en sus tejidos, mientras que, en los periodos lluviosos, tienden a filtrarse de los mismos, logrando un equilibrio dinámico a muchos de los contaminantes que están expuestos Massimi et al, 2021). Considerando la amplia distribución de líquenes, su adaptabilidad a diferentes entornos, y su capacidad de acumular diversos agentes contaminantes, múltiples especies liquénicas se han utilizado como biondicadores de las condiciones atmosféricas y la contaminación en gran variedad de áreas (Timoteo Cornejo, 2022), las cuales incluyen: áreas industriales contaminadas (Pinho et al, 2017;Boonpeng et al, 2018;Malaspina et al, 2018;Massimi et al, 2019;Rola et al, 2019;Serrano et al, 2019;Klapstein et al, 2020;Massimi et al, 2021), centros urbanos con importantes fuentes de contaminación (Varela et al, 2018;Manninen, 2018;Marié et al, 2018;Massimi et al, 2019;Parviainen et al, 2019;Zhao et al, 2019;Correa-Ochoa et al, 2020;Massimi et al, 2021), áreas naturales con influencia de tráfico vehicular elevado (Huang et al, 2019), áreas cercanas a vertederos (Paoli et al, 2018;Sujetovienė et al, 2019), áreas naturales y boscosas con perturbación antropogénica (Agnan et al, 2017;Benítez et al, 2018;Kłos et al, 2018;Vannini et al, 2021) y áreas con influencia natural y urbana, donde se midió el nivel de antropopresión (Lucheta et al, 2019;Dresler et al, 2021).…”