“…En México, el panorama no varía mucho con respecto al resto de América Latina en cuestión de la evaluación del estado de los ecosistemas acuáticos continentales, pues el monitoreo de la calidad del agua se continua realizando a través de indicadores físicos, químicos y bacteriológicos, siendo estos la demanda bioquímica de oxígeno (DBO), demanda química de oxígeno (DQO), sólidos suspendidos totales (SST), coliformes fecales (CF) y toxicidad (TOX) (CONAGUA, 2016). En el país, el estudio de las comunidades de diatomeas en ambientes lóticos es limitado, concentrándose en zonas puntuales del centro de México, en la cuenca del río Papaloapan (Tavera et al, 1994), la cuenca del río Pánuco (Cantoral-Uriza et al, 1997;Montejano et al, 2000Montejano et al, , 2004, la cuenca del río Balsas (Valadéz-Cruz et al, 1996;Bojorge-García et al, 2010, la cuenca del río Antigua (Vázquez et al, 2011), la cuenca Lerma-Chapala (Abarca-Mejía, 2010;Segura-García et al, 2010, 2012Mora et al, 2015Mora et al, , 2017Mora et al, , 2018, y en la Cuenca de México (Ramírez- Vázquez et al, 2001;Ramírez-Vázquez & Cantoral-Uriza, 2003;Bojorge-García & Cantoral-Uriza, 2007;Carmona-Jiménez et al, 2016;Salinas-Camarillo, 2017), siendo estas últimas dos las más estudiadas. La mayoría de estos trabajos se han realizado con fines florísticos, y aunque algunos de ellos incluyen análisis de la estructura de las comunidades, o señalan aspectos importantes de las preferencias autoecológicas de las especies, pocos se han enfocado en su aplicación como bioindicadores (Abarca-Mejía, 2010;Segura-García et al, 2010;Vázquez et al, 2011;Mora et al, 2015Mora et al, , 2018Carmona-Jiménez et al, 2016;Salinas-Camarillo, 2017).…”