La búsqueda de un nuevo consenso en la cristología marcana choca con la opinión exegética que sostiene que el Evangelio de Marcos escaparía a la pretensión de una cristología alta. Además, el nuevo consenso fracasa con la opinión de que el Jesús histórico no habría asumido una identidad divina en el contexto monoteísta judío. El artículo, en contra de esta posición y asumiendo la opinión de J. Neusner, sostendrá que el angelomórfismo describe una categoría histórico-cultural que aporta elementos significativos para mostrar relatos de sujetos que se manifiestan en forma de seres humanos o de seres humanos que llegan a ser ángeles. Así, el relato de la transfiguración asume materiales que proceden de un tipo de judaísmo marginal de la Palestina del siglo II a. C. al I d. C., que posee categorías escatológicas dualista, visionaria y del envío de profetas angelomórficos. En continuidad con este judaísmo visionario, el relato de Mc 9,3-11 registra una experiencia visionaria de Jesús y los apóstoles, se discute que la fórmula w;fqh está en función de mostrar una experiencia celeste con Elías y Moisés, en la cual la identidad de Jesús es revelada por el Padre como el Hijo amado, como sumo sacerdote adámico, superior a las figuras angelomórficas de Moisés y Elías, lo cual es coherente con diversos relatos del Hijo del Hombre marcano. El relato muestra, en continuidad con estos antecedentes judíos, que la figura del Hijo del Hombre asume funciones escatológicas aplicadas a Yahveh y en discontinuidad con aquellas expresa que la autoridad del Hijo del Hombre está ya en su condición terrena por sobre las figuras de Elías y Moisés y de los ángeles y demonios, y sometido al Padre.