“…Ahora bien, en absoluta consonancia con el ideario neo-liberal, tanto el Tratado de Libre Comercio como el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios exigen que la educación, en todos los niveles, quede al libre juego de la oferta y la demanda, para facilitar la participación de entidades privadas extranjeras, propietarias de grandes capitales y alta dosis de movilidad, que se instalarán en el país en las modalidades presencial, semipresencial y o virtual, para disputar dicha demanda a las instituciones nacionales (GINSBURG; ESPINOZA; POPA; TERRANO, 2005;VERGER, 2010 za en América Latina y en Chile, en particular. En este último caso, las instituciones de educación superior que son administradas por dichos consorcios y persiguen fines de lucro, aglutinan a alrededor del 25% del total de la matrícula del nivel terciario.…”