RESUMEN
TRANSPLANTE RENAL DE DONANTE VIVO: UN ANÁLISIS CRÍTICO DE ESTRATEGIAS QUIRÚRGICAS BASADO EN 40 AÑOS DE EXPERIENCIAIntroducción: La prioridad inexcusable de un programa de trasplante renal de donante vivo (TRDV) es la seguridad vital del donante, seguida de la preservación del órgano, obtenido en las mejores condiciones anatómicas y funcionales. La reducción de la morbilidad del donante, inmediata y a largo término, debe ser otro objetivo. Tanto en el TRDV como en el trasplante de cadáver el implante del órgano debe realizarse con las mayores garantías técnicas. Analizamos nuestra mortalidad, morbilidad, incidencias, técnica de la nefrectomía y otros datos relevantes observados en nuestro programa de TRDV iniciado en 1968, con la intención de comparar nuestros resultados con los publicados utilizando técnicas laparoscópicas de nefrectomía, y en consecuencia decidir si nuestro programa debe modificar, o no, sus estrategias quirúrgicas actuales.Material y métodos: Nuestro programa de trasplante renal se inició en 1964, con riñón de cadáver, y en 1968 con riñón del donante vivo. Desde junio de 1968 hasta junio del 2008 hemos realizado 243 TRDV; un reducido número de trasplantes por año. La técnica de nefrectomía empleada desde 1968-1972 fue el abordaje supracostal propuesto por Turner-Warrick y desde 1972 una miniincisión subcostal, anterior extraperitoneal. La lumbotomía convencional con resección de la última costilla nunca ha sido practicada. El riñón derecho fue utilizado en el 78% y el implante en la fosa ilíaca derecha en el 85% La cirugía del donante y el receptor se realizan simultáneamente en dos quirófanos adyacentes, por dos equipos distintos, siendo un solo cirujano responsable de ambos procedimientos; la nefrectomía y el implante. Las complicaciones peroperatorias y postoperatorias, potencialmente relacionadas con la nefrectomía, o de otra naturaleza, han sido evaluadas por los equipos urológicos y nefrológicos.Resultados: No se han detectado en nuestra serie ningún caso de muerte del donante, pérdida del órgano o complicaciones mayores tales como neumotórax, hemorragias necesitando transfusión, infecciones graves, reintervenciones. Complicaciones menores tales como paresia intestinal, fiebre, infección de la herida operatoria, fueron más frecuentes con el abordaje supracostal que con el miniincisional. Igualmente, este abordaje ha reducido el dolor postoperatorio, consumo de analgésicos y tiempo de recuperación. En el seguimiento a largo plazo la incidencia de hernias incisionales, o paresia de la pared abdominal, no han sido detectadas. La responsabilidad personal de un cirujano en ambos procedimientos soslaya reclamaciones sobre la calidad anatómica y funcional del órgano, facilita la elección de vasos para la anastomosis y reduce el tiempo operatorio y de ocupación de quirófano.Conclusiones: El análisis de nuestros resultados cuestiona la conveniencia de sustituir nuestra estrategia quirúrgica actual por los potenciales beneficios e inconvenientes de la nefrectomía laparoscópica, especialmen...