Fragmento
Para las primeras décadas del siglo XX ya existia un conocimiento aceptable sobre el ciclo menstrual, la funcion ovárica y las hormonas femeninas, en particular la potente actividad estrogénica de la orina de las mujeres embarazadas encontrada por serendipia en 1928 (Ascheim y Zondek). Papanicolau había demostrado la fluctuación hormonal durante el ciclo por sus citologías y en 1929 Doisy y Butenandt aislarían la estrona de la orina de las embarazadas y descubrirían la estructura de la estrona cristalizada, como un esteroide. Gracias a esto, los químicos aprendieron a manipular las moléculas esteroides, generando la posibilidad de su síntesis química. En 1935 se aisló el 17- beta estradiol, considerado el estrógeno natural más potente, lo que se logró a partir de 4 toneladas de ovarios porcinos; de esta enorme cantidad de tejido, solo se sacaron 10 mg de hormona cristalizada. Cinco años antes, Corner y Allen, en la Universidad de Rochester, descubrieron la progesterona.