“…La tercera y última es la de desafiar a las autoridades y los adversarios, tal y como ocurre con todo el muralismo combativo (Crettiez y Piazza 2013). En el caso particular del zapatismo se trata de retar y desautorizar lemas oficiales, frustrar la censura, hacer propaganda, usar a veces un idioma que no es oficial, conmemorar y recuperar una historia alternativa, dejar huella en un territorio y disputarlo con las autoridades y con comunidades rivales, y, evocando una realidad proclamada, materializándola de una manera gráfica y visible.…”