A partir de un análisis crítico de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, este artículo se propone evidenciar los nexos que unen los discursos dominantes sobre alimentos y agricultura con las dinámicas socioecológicas que subyacen a las transformaciones y a la crisis del capitalismo contemporáneo.
El supuesto inicial es que el capitalismo —en cuanto ecología-mundo— debe su supervivencia a la posibilidad de identificar continuamente nuevas y efectivas formas de combinar la explotación del trabajo asalariado con la apropiación gratuita de la naturaleza humana y extrahumana. Esto implica que la crisis en la que el capitalismo se halla hoy en día representa también la crisis de una forma específica de organizar la naturaleza. Más precisamente, es una crisis que tiene sus raíces en el “fin de la naturaleza barata”, es decir en el agotamiento de las fronteras y de las relaciones de valor que han permitido reducir periódicamente el coste del trabajo, de los alimentos, de la energía y de las materias primas. Frente a este fenómeno, las reacciones adoptadas por los principales actores de la gobernanza global han propiciado una reconfiguración general de las estrategias de acumulación vinculadas a la producción y distribución de alimentos.
Como muestra el artículo, uno de los principales pivotes en torno al cual actualmente giran estas estrategias es representado por las políticas que se inspiran en los conceptos de "desarrollo sostenible" y "seguridad alimentaria", tal y como están articulados en la Agenda 2030. Nuestra tesis es que detrás de estos mismos conceptos es posible detectar una racionalidad de gobierno que pretende eludir los problemas que surgen de las contradicciones socioecológicas inherentes al capitalismo mediante el establecimiento de nuevas relaciones de valor y nuevas maneras de organizar y producir la naturaleza. Esta operación, sin embargo, exacerba la tensión entre la inclinación del capital a la mercantilización y monetización de nuevas áreas situadas al margen de la esfera productiva y su necesidad de poder seguir contando con amplias fuentes de naturaleza gratuita y trabajo no remunerado. La imposibilidad de devolver el excedente ecológico a niveles que permitan iniciar una nueva fase de expansión, por un lado, da lugar a una intensificación de los procesos de explotación impulsados por la lógica de los mercados globales y, por otro lado, hace cada vez más evidente la crisis del modelo neoliberal de desarrollo, alimentando algunas contratendencias que con la emergencia pandémica parecen destinadas a alcanzar un nivel de madurez más elevado.
La primera parte del artículo reconstruye las recientes transformaciones de la economía-mundo capitalista a través de las lentes proporcionadas por el análisis de los regímenes agroalimentarios. La segunda parte se propone deconstruir las prácticas discursivas subyacentes a la Agenda 2030 y poner de relieve las ambigüedades y contradicciones inherentes a las políticas de desarrollo inspiradas en los conceptos de "desarrollo sostenible" y "seguridad alimentaria". La última parte utiliza la perspectiva de la ecología-mundo para exponer con mayor profundidad las tesis del artículo.