“…Durante los últimos años, estamos siendo testigos de la transformación radical de la industria mediática protagonizada por el avance de las nuevas tecnologías digitales (Boczkowski, 2004;Pavlik, 2015), la difícil situación económica de las organizaciones debido a una crisis que agudiza y evidencia la obsolescencia de sus modelos de negocio (Carvajal Prieto, 2015a;Küng, 2015;Nafría, 2017), y los hábitos de consumo en flujo de las audiencias (Deuze, 2008;Spyridou et al, 2013), propios de la modernidad líquida (Bauman, 2000). Estas mutaciones no solo traen consigo cambios en el producto, los procesos y el área comercial de las empresas periodísticas, sino que también afectan severamente a su organización interna y, en un nivel superior, a la composición del conjunto de la industria mediática.…”