“…En el caso de la víctima destacan: menos conductas prosociales, falta de atención, conductas inmaduras, ansiedad, evitación, baja autoestima, autoconcepto negativo, inseguridad, depresión, insatisfacción con las relaciones de los compañeros y profesores, dificultad de aprendizaje, bajo rendimiento académico, abandono escolar, mayor sensibilidad al rechazo y mayor riesgo de problemas psiquiátri-cos en la adultez (Albores-Gallo et al, 2011;Cerezo, 2001;Garaigordobil y Oñederra, 2010;Plazas, Morón Cotes, Santiago, Sarmiento, et al, 2010;Estévez, Martínez y Jiménez, 2009). Por otra parte señalan que en el agresor destaca: bajos niveles de habilidades sociales en la comunicación y negociación de sus deseos, de autocontrol y de empatía, conductas de imposición, justificación de sus acciones por la necesidad de lograr sus objetivos y dificultad para comprender las emociones y sus causas (Avilés, 2006;Inglés, Torregrosa, García-Fernández, Martínez-Monteagudo, et al, 2014;Fergus y Zimmerman, 2005) Además es importante añadir que existen varios estudios que aclaran que tanto la regulación emocional como la expresión de emociones pueden ser predictores de victimización del Bullying (Garner y Lemerise, 2007;Kelly, Schwart, Gorman y Nakamoto, 2008).…”