La historia, en su devenir y constante cambio en las sociedades, nos ha mostrado un panorama complejo en el que la violencia y la criminalidad resisten a la fuerza policiva y represiva del Estado. Surgen, en este sentido, nuevas modalidades de violencia en las distintas capas de la sociedad, y la respuesta del Estado ante el incremento de la inseguridad y de la percepción de riesgo por parte de los ciudadanos muestra su rostro más diverso, de forma que coexisten diferentes perspectivas de seguridad, en las que la acción punitiva y penalizadora del acto criminal convive con la acción preventiva del crimen.