A partir de cuatro hitos, se pone de manifiesto un cambio significativo que apunta en dos direcciones: por un lado, se nos presentan formas de vida y de inteligencia que difieren de las humanas; por el otro, este cambio supone la transición de una visión antropocéntrica a una concepción biocéntrica o ecocéntrica.
El estudio de la vida y la salud se centra en reconocer las particularidades y excepciones. Este enfoque apunta en dos direcciones: primero, poner atención en los procesos emergentes, autoorganizativos y enactivos; y segundo, priorizar las experiencias sobre la escala reflexiva o intelectual.