“…Con su conocimiento del espacio privado, estos grupos han superado la visión de lo político, yendo más allá de las políticas electorales y de las políticas de oficinas públicas; para incluir el poder y la carencia impotente del mismo, que existe en los niveles micro, en las relaciones íntimas y en la familia. Los grupos de mujeres, especialmente en América Latina, han contribuido grandemente a la construcción intelectual de una ciudadanía "ampliada" o "completa", lo que trae al escenario los derechos sociales, en los cuales aún se centra la concepción de ciudadanía (Sojo, 2002). El movimiento de mujeres y las organizaciones feministas buscan influir en el Estado a través de abogar y de ejercer acciones de presión; pero dado que actúan bajo dependencia económica, deben apoyarse en otros grupos más poderosos, tales como las ONGs internacionales y algunas agencias bilaterales progresistas.…”