“…Las mujeres y todo lo relacionado con ellas ha aparecido recurrentemente en publicidad como algo subordinado y denigrado, análisis que la literatura recoge desde obras seminales como las de Goffman (1979) o McArthur y Resko (1975. En las últimas décadas se han desarrollado multitud de investigaciones cuyos resultados redundan en las mismas problemáticas, como el uso de estereotipos de género o el abuso de imágenes que cosifican los cuerpos de las mujeres (Cabrera, 2014;García-Fernández y García-Reyes, 2004;García-Muñoz y Martínez, 2009;Garrido, 2007;Hernández-Ruiz, Martín y Beléndez, 2012;Knoll, Eisend y Steinhagen, 2011;Royo-Vela, Küster-Boluda y Vila-López, 2005; Treviños y Díaz-Soloaga, 2018). La publicidad elabora una idea casi monolítica de la feminidad, atravesada por la hipersexualización, la reproducción de roles de género convencionales y por ideas de lo corporal que privilegian la languidez y la pasividad junto a imágenes totalmente irreales de las mujeres.…”