“…Progresivamente, los niños articulan más eventos con cierta organización temporo-causal explícita, conforme una jerarquía de relevancia temática y una estructura de acción en una trama explícitamente motivada (Berman & Slobin, 1994;Nelson, 1996;Ochs & Capps, 1996;Peterson, 2001;Miller et al, 2011). En este proceso los adultos suelen jugar un rol activo al ayudar al niño a formular verbalmente lo que intenta comunicar, en torno a la elección de los tópicos, a transmitir información con precisión, identificar los roles sociales asumidos por los participantes, organizar temporo-causalmente las acciones y dar cuenta de su posición personal respecto de lo narrado (Miller et al, 2011;Rosemberg, Silva & Stein, 2011). Cuando los niños comienzan a producir narrativas escritas en papel, se enfrentan además a demandas vinculadas al despliegue gráfico de la lengua de forma que sea decodificable, así como al desafío de elegir qué contar, generar la trama narrativa y desplegarla de principio a fin con coherencia y cohesión.…”