IntroduccIón 1Podría decirse que en las Cortes de la Muerte (Toledo, Juan Ferrer, 1557) tiene lugar la representación de Martín Lutero más extensa y elocuente del teatro español de mediados de siglo. En este texto, vinculado a la tradición de las danzas de la muerte pero inserto también en las corrientes dramáticas de la primera mitad de siglo, el agustino de Wittenberg aparece en la escena tercera como «prisione-ro» y amigo de Satanás, quien, considerando que se trata de un «gran letrado», dice llevarlo a las Cortes de la Muerte como «abogado de los pleitos del infierno» (vv. 459-460) 2 . Cierta simpatía e inclinación por Lutero parece manifestarse en las voces de Satanás y de sus aliados, Carne y Mundo, que lo definen como un «hermoso antechristo» que se ha hecho «bien quisto» al realizar «cosas a osadas» (vv. 451-452).Esta alianza entre Satanás y el reformador se fractura al final de las Cortes, en la escena veintiuno, donde sus antiguos partidarios y otros personajes lo maldicen e imprecan: por un lado, la Muerte profetiza que ese «maldito anticristo» que poblará las «sillas del profundo infierno», ese «perverso», ese «hijo de perdimiento», ese hereje de Lutero engañará con «falsas predicaciones» y «astutas persuasiones» a señores, príncipes y reyes (vv. 7672 y ss.). Así mismo, los aliados de Lutero (Satanás, Carne y Mundo), al revisar el documento que aquel ha copiado durante las Cortes en calidad de «escriba», señalan que «a falsado lo escripto» («yo no hallo que aquí esté / de quanto la ley dizié» [vv. 7818-7819], señala Satanás) por lo que, finalmente, por este acto de traición propio de «vellacos falsarios», optan por atar y quemar a Lutero en las puertas del infierno, en una suerte de auto de fe en el que no se le da al acusado la oportunidad de abjurar de sus herejías.En las páginas que siguen proponemos un análisis de la representación de Martín Lutero en las Cortes de la Muerte, situándolo en el contexto de otros ejemplos de teatro español que incluyen la figura del reformador o del luterano, como 1. Este artículo se inscribe en el proyecto Censura, textualidad y conflicto en la primera modernidad (FFI2015-65644-P-Ministerio de Economía y Competitividad, Gobierno de España), con sede en el Seminario de Poética del Renacimiento (UAB) y bajo la dirección de la Dra. María José Vega, a quien agradezco su lectura y comentarios de la primera versión. 2. La obra la editó Justo de Sancha en 1855. Hay edición facsímil de Ortega del Álamo, 1964, y recientemente se realizó una edición sin notas en Gamba Corradine, 2013, de donde tomamos todas las citas, suministrando solo número de versos. Trabajamos actualmente en la edición anotada de las Cortes de la Muerte.
LUTERO EN LAS CORTES DE LA MUERTE:…/383 HIPOGRIFO, 5.2, 2017 (pp. 381-402) algunas de las piezas del Códice de autos viejos. Esta indagación conduce necesariamente a volver sobre la pregunta -discutida ampliamente por la crítica-por el origen del drama sacramental como respuesta católica al luteranismo 3 . Así mismo, este examen nos invita a consi...