IntroduccIón
Los textos digitales abren, en principio, nuevas posibilidades en la manera de comprender, aprender y comunicar, pero, a la par, también imponen a los estudiantes una serie de requerimientos y exigencias cognitivas, metacognitivas y motivacionales de mayor complejidad. Por un lado, no sólo integran, de modo casi natural y de manera dinámica, los sistemas de representación de la realidad ya existentes, como el discurso oral, los textos o las imágenes, sino que además brindan amplias posibilidades interactivas y nuevas formas de organizar y presentar la información (Martí, 2003). Sin embargo, por otro lado, comprender de un modo profundo el mundo que refiere un determinado documento digital, es decir, construir una representación mental que resulte apropiada a la situación aludida por el texto (Kintsch, 1998), exige, tal como lo señala Vidal-Abarca (2010), no sólo poner en juego las competencias propias de la lectura en papel, sino además, una serie de procesos cognitivos, metacognitivos y motivacionales de un elevado nivel de sofisticación.La lectura digital exige, por ejemplo, que un aprendiz construya un texto propio conforme va leyendo y navegando entre múltiples páginas. Para ello, este aprendiz necesita estar habituado, tanto a identificar y utilizar los diferentes hipervínculos explícitos e integrados con las estructuras no lineales de la pági-na como a recurrir de manera oportuna a los dispositivos de representación de contenidos globales. A medida que recorre el documento digital se ve obligado a tomar una serie de decisiones respecto a la calidad y credibilidad de la información consultada. Asimismo, debe poder integrar de manera coherente la información presentada en múltiples formatos representacionales (por ejemplo, textos en audio y animaciones). Todas estas acciones requieren de un alto nivel de control, monitoreo y regulación de sus acciones. En otras palabras, la lectura digital, al contrario de lo que puede pensarse, no resulta una actividad sencilla y simple, sino que implica un alto nivel de complejidad y dificultad debido a todos estos nuevos procesamientos mentales que impone.En este capítulo se describen, en primer lugar, algunas de las potenciales aplicaciones de los textos digitales en las prácticas educativas. En segundo lugar, se hace referencia a la complejidad que supone la lectura digital, señalando alguna de sus posibles dificultades en función de los requerimientos de procesamiento que demanda la comprensión digital. Finalmente, se presentan diferentes ayudas y andamiajes que la investigación científica en este campo ha propuesto y validado para promover un mejor aprovechamiento de las potencialidades de esta clase de documentos.
los nuevos materIales dIgItales:multImedIa, hIpertexto e hIpermedIa. aplIcacIones En potencia, como señala Schnotz (2005), estas herramientas parecen adaptarse bien a las características esenciales del aprendizaje humano, especialmente si se asume que el aprendizaje constituye un proceso activo, constructivo y situado. La lectura digital, por e...