En Chile, historiadores y docentes han rechazado intentos recientes de reducir las horas escolares destinadas a la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, argumentando que afectaría la educación ciudadana de los estudiantes. Mas, este efecto no puede darse por sentado por la mera existencia de esta asignatura; debe examinarse cómo es producido por los distintos componentes involucrados en la enseñanza-aprendizaje, incluido el currículum. Este artículo analiza cómo el currículum chileno ha construido esta relación entre enseñanza histórica y educación ciudadana desde el retorno a la democracia. A partir de un análisis histórico y cualitativo de contenido de los documentos curriculares del período, se sostiene que, desde 1990, el currículum chileno incorporó progresivamente el pensamiento histórico como finalidad propia de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, y transitó desde una educación cívica cuyo fin es otorgar conocimientos teóricos sobre el Estado a una educación ciudadana que busca promover habilidades y actitudes para la vida en sociedad. Sin embargo, la incorporación del pensamiento histórico ha sido desigual, priorizando excesivamente algunas de sus dimensiones o trabajándolas de forma ambigua, cuestionando hasta qué punto esta nueva forma de abordar la enseñanza histórica contribuye a los nuevos objetivos de la educación ciudadana.