Las reflexiones de Sabatini (2001), Musset (2009) y Avendaño (2016) plantean que las ciudades latinoamericanas se han debatido de manera contemporánea entre la urbanización creciente y las economías informales, los conflictos por usos del suelo y la tensión entre delitos e imaginarios de miedo e inseguridad. Ello ha producido, en tiempos recientes, “zonas críticas”, territorios impenetrables, “lugares sin ley”, que comparten la simbolización colectiva socioespacial —toporrepresentaciones— de ser nichos de violencia y delincuencia. Sin embargo, vale la pena cuestionarse ¿cómo se generan tales espacios? Este artículo analiza el caso de la configuración de dos de los territorios del miedo con mayor estigmatización por ocurrencia de crímenes y actividades delictivas en Bogotá, Colombia: el Cartucho y el Bronx. Para el análisis, se recurrió a una perspectiva geohistórica reciente, a partir de la revisión de documentos, para vislumbrar las toporrepresentaciones que se han establecido en torno a las zonas estudiadas, como camino a la comprensión de producción de injusticias socioespaciales, a través de la instrumentalización de esa sensación colectiva de inseguridad. Esto en el entendido de que tanto el emblemático territorio del Cartucho como posteriormente el del Bronx fueron espacios producidos, en cierta medida, como resultado de políticas públicas y de ordenamiento territorial de corte neoliberal implementadas paulatinamente en Bogotá.Ideas destacadas: artículo de reflexión sobre la respuesta de los proyectos de renovación urbana planteados desde la política pública, a los nichos de miedo consolidados históricamente como el Cartucho y el Bronx. Se observa cómo, más que una solución, son una expresión de injusticia socioespacial.