“…En el ecosistema digital, surgen novedosas modalidades de consumo audiovisual que entran en tensión con el cine, cuya primera ventana de exhibición es la sala tradicional (en efecto, numerosas normativas de fomento emplean este criterio para diferenciarlo de otras expresiones audiovisuales). Así, en el desarrollo de los servicios en línea participan tres agentes económicos diferentes: los proveedores de servicios OTT, los fabricantes de artefactos y, por último, los proveedores del servicio de Internet (PSI) (Bizberge, 2015;Rossi, 2018). Los contenidos pueden ser producidos por las mismas plataformas (por ejemplo, Netflix, que en los últimos años se ha constituido como productor de series y películas); por productoras pequeñas, medianas o asociadas a las grandes majors y, en menor medida, por organizaciones de la sociedad civil y universidades.…”